Negligencia y lío en San Gerónimo: cloaca tapá vuelve un lío a los comerciantes y choferes
La gente de la calle Olof Palme, en San Gerónimo, en el Distrito Nacional, están que no aguantan más. Dicen que la porquería corre por esa calle to’ el tiempo porque las tuberías tan hechas un desastre y nadie le da cariño al sistema de alcantarillado.
Justo en el cruce con el callejón 7, esa cloaca se desborda siempre y el agua sucia baja por la calle, dejando un bajo que no se lo aguanta ni el más fuerte.
En un año, los de la CAASD y el Ayuntamiento han pasado cinco veces por ahí. Pero na’, solo le echan un poquito de relleno a la tapa de la cloaca y el lío sigue igualito porque no le meten mano al sistema.
Rocío Ortega, que lleva 49 años aguantando el lío frente a su casa, dice que nunca ha visto que cambien las tuberías, aunque han llegado un montón de gente nueva al sector y han levantado edificios por to’s lados.
Ella la lleva fea, porque su casa se llena del bajo, y el negocio de comida de su hija en la esquina más nunca ha visto a un cliente. “Esto es desesperante, ya uno no sabe a quién acudir. Hemos ido a la Junta de Vecinos, todo el sector ha ido a la CAASD, hemos acudido al Ayuntamiento y también a Obras Públicas. Si instalaran una nueva tubería con mayor capacidad y la conectaran hasta la Núñez, el problema se resolvería”, dijo ella.
Esa calle es de las que más se usan, y los carros al pasar pisan el agua sucia con las gomas, haciendo hoyos que son una trampa pa’ los choferes.
Los motoristas son los que más la llevan, porque se caen al dar con los hoyos llenos de agua hedionda, o los mojan los carros.
Esta semana, un carro parqueado ahí cerca lo chocaron al intentar esquivar uno de esos hoyos.
Claudia Collado, otra vecina de San Gerónimo, cuenta que lleva más de 25 años viendo el mismo problema. Dice que la solución está en arreglar una tubería en la parte alta del sector, por Mercurio.
Ella asegura que la tubería es muy chiquita pa’ todo lo que se descarga por ahí y que a veces se mezcla el agua limpia con la sucia. “Yo creo que ya hay que cambiar las tuberías. No se sabe exactamente lo que pasa, porque explotan con frecuencia y ya ha habido accidentes. No queremos que ocurra una tragedia. El problema, además del mal olor, es grave”, concluyó.
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