El lío dejó a la gente del barrio con el corazón apenao y preocupao. Eddy Raquel Castro nunca pensó que iba a tener que defender su casa desde el techo, pero cuando vio a sus tías con martillos y patas de cabra, encojonás y decidías a tumbar la casa donde ha vivido por años, no le quedó de otra. Se agarró de las vigas viejas y, con la voz entrecortada, les rogó que pararan.
El problema comenzó por un rebú de herencia y la vaina se puso cada vez más tensa. Luz María Castro, una de las tías metía en el lío, decía que había que tumbar la casa para "mejorar el lugar". Ella jura que le avisó a Eddy Raquel sobre el plan, pero que ella no quería salir de la casa.
Los tigueres del barrio La Curva, allá en Dajabón, miraban la vaina incrédulos. Algunos decían entre dientes que esa no era forma de arreglar las cosas. Otros trataban de meterse en el medio, pero ya la vaina estaba fuera de control.
La Policía Nacional llegó al rato. Entre gritos y miradas impotentes, convencieron a Eddy Raquel de bajar del techo y se la llevaron pa' la dotación pa' ver si podían arreglar el problema.
El lío dejó a la comunidad con una tristeza y preocupación que se siente en el aire. Lo que empezó como un pleito legal, terminó mostrando una herida más profunda: una familia rota y una mujer que, agarrada a su casa, peleó hasta el último por tener un lugar que llamar suyo.
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