Oye, mi gente, aquí les traigo el chisme que está corriendo por el barrio. Según la doctora que chequió al chamaquito, el carajito tenía señales de que lo maltrataron feo, feo.
Un angelito de solo dos años se nos fue calladito, en una habitación de hospital, donde cada latido era como un grito pidiendo que no lo dejaran. El 13 de mayo, lo llevaron de urgencia al Hospital Dr. Vinicio Calventi. El pobre estaba lleno de moretones, cicatrices de batallas que no le tocaban, heridas malas y hasta señales de que lo intentaron ahorcar. La cosa estaba seria.
En Pedro Brand, de Santo Domingo, todo el mundo se enteró de su partida el 16 de mayo. Su corta vida es ahora un grito de guerra en las calles de La Cuaba, donde vivía con su papá y la madrastra.
La historia, que nunca debió pasar, está ahora en manos de las autoridades. La madrastra, que se llama Elisa María Valdez Muñoz o Elizabeth Valdez, de 28 años, se entregó voluntariamente a la Policía Nacional.
Las autoridades están esperando los resultados de la necropsia del Inacif para ver qué fue lo que realmente pasó. La mujer va a tener que responder ante el Ministerio Público.
Este caso no es solo un papel más en el sistema judicial, es un reflejo de algo que se está volviendo costumbre.
El lunes 20 de mayo, la gente de Cristo Rey estaba de luto por la muerte de otro niño, George Bryan Núñez Gil, también de dos años, que murió en circunstancias que dan miedo. Dicen que el padrastro, Luis Gabriel Díaz, fue quien le dio los golpes.
El Ministerio Público le pidió al juez que le ponga medida de coerción a Díaz, pero el juicio para hacer justicia por el niño fue aplazado para el domingo 25 de mayo porque la defensa del acusado lo pidió.
Dos casos en menos de diez días. Dos angelitos que nunca debieron vivir una vida tan corta y llena de sufrimiento.
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