VIDEO | "Estaba esperando mi momento de morir": sobreviviente cuenta cómo se escapó de la tragedia en Jet Set

Una pareja cuenta el terror que vivieron bajo los escombros en la discoteca Jet Set

Oye, tú no sabes lo que le pasó a Marisol Chalas y su esposo Víctor de la Cruz. Ellos nunca pensaron que una noche de chercha iba a terminar con ellos atrapados entre los escombros de la discoteca del Jet Set, pidiendo por su vida.

Imagínate, la pareja quedó sepultada por más de 40 minutos después que se vino abajo el techo del sitio el martes pasado. Sobrevivieron, pero todavía tienen las marcas del susto en el cuerpo y en la voz.

Víctor fue allá con su coro para apoyar a un pana, pero la fiesta se volvió un lío cuando quedó “totalmente enterrado”. Sin tenis y con apenas aire para respirar, pensó que ya le había llegado su hora: “Yo tenía las paredes encima... Estaba esperando mi momento de morir. Fue muy duro”, dice con la voz entrecortada.

Gracias a Dios y a la Policía pudieron salir de los escombros. “Le doy gracias a Dios y a esos agentes que pudieron sacarme de allí”, dice, aunque no sabe bien cuántas horas duró atrapado.

“Había mucho grito, era desesperante. Yo trataba de calmar a dos muchachitos que lloraban y decían que no sentían las piernas, que se iban a morir. Les decía que no se desesperaran, que por lo menos nosotros teníamos la cabeza afuera, que había gente peor, enterrada más abajo”, cuenta Marisol con los ojos llenos de lágrimas.

“Les pedí que oráramos, que Dios es grande. Y así fue, los rescataron”, dice toda emocionada.

Aunque Marisol y su esposo ya salieron del Hospital Darío Contreras, tienen varias heridas. La doña tiene ocho puntos en la rodilla y tres en la pierna izquierda, además de muchos moretones.

El dolor físico es fuerte, pero lo más difícil ha sido lo emocional, sobre todo perder a sus amigos: “Fue muy duro lo que vivimos. “Perdimos muchísimos amigos”, dice llorando.

Víctor sigue con las costillas lastimadas y puntos en las dos orejas, pero está agradecido con Dios por estar vivo. “Hay que darle gracias a Dios. Yo quedé totalmente enterrado, no tenía escapatoria. “Estaba esperando mi momento de morir”, dice todo conmovido.

La pareja dice que no hay palabras para describir lo que pasaron esa noche entre el polvo, los gritos y el miedo de no volver a ver la luz. Lo único que los mantuvo fue la fe y el amor que se tienen.

“Nos hablábamos, nos dábamos fuerza. “Yo solo pensaba que no quería morir sin volver a ver a mis hijos”, dice Marisol.

Hoy, a pesar de las heridas y del trauma, agradecen estar vivos. Y aunque apenas empiezan a recuperarse, saben que cada minuto después de esa noche es una bendición.

“Son héroes”, dice agradecido a los que los salvaron.

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