Un día como hoy nació el "Pac-Man", el comecocos más famoso del mundo

Un día como hoy, pero en el '80, nació en Japón uno de los pesos pesados de los videojuegos: Pac-Man, o como le decimos, el "comecocos". Esa figura amarilla, que parece un pedazo de pizza, se ganó a millones de jugadores por todo el mundo con un jueguito que parece simple, pero que tiene su truco. Hoy, 45 años después, todavía es un símbolo de la cultura pop y del mundo del gaming.

"Pac-Man es el icono más longevo y reconocible de los videojuegos. Todo el mundo reconoce su silueta", dice José Carlos Tapia, el duro de marketing de Bandai Namco, la compañía que tiene los derechos del personaje.

Desde que salió en los salones recreativos en el '80, Pac-Man rompió todos los récords: vendió como 300,000 máquinas recreativas en los primeros siete años, siendo el arcade más exitoso de la historia en ventas y cuartos. Hoy en día, todavía lo vemos en consolas, móviles, dibujos animados y hasta en otros videojuegos.

Con un jueguito fácil pero que engancha —comer puntos en un laberinto sin que los fantasmas te agarren—, el juego tenía un algoritmo avanzado para su tiempo: cada uno de los cuatro fantasmas se mueve diferente, algo que no se veía en los '80.

Para celebrar los más de 40 años de historia de este personaje icónico, Bandai Namco se juntó con el OXO Museo del Videojuego para montar exposiciones y actividades en Madrid y Málaga. Habrá Pac-Mans gigantes en varios puntos de las dos ciudades.

"Cuando se lanzó en 1980, el juego atrajo también a un público femenino, algo muy inusual en ese momento, gracias a su diseño amigable y estilo visual atractivo", recuerda Tapia.

El personaje no solo celebra su pasado, sino que también mira pa'lante. En julio, Pac-Man va a estar en el juego Shadow Labyrinth y seguirá saliendo en juegos populares como Super Smash Bros. o Mario Kart.

"Por supuesto, hay Pac-Man para rato. Es nuestra mascota y seguirá presente no solo estos 45 años, sino muchísimos más", termina diciendo Tapia.

Pac-Man, el juego que empezó con una pizza, sigue comiéndose los laberintos y los corazones 45 años después. Y parece que su hambre por la historia del entretenimiento no se va a acabar.

Ver todo