Netflix ta tira una vaina nueva que se llama Sirenas (Sirens), una miniserie hecha por Molly Smith Metzler, la misma que hizo Maid. Esta vaina se mete en el mundo fancy y complicado de la gente rica, con drama, misterio y un chin de humor bien ácido.
La serie tiene a Meghann Fahy, Julianne Moore, Millie Alcock y Kevin Bacon en los papeles principales, y promete dar un show entretenido con una mirada irónica sobre los cuartos y sus problemas.
La historia sigue a Devon (Meghann Fahy), una jeva media loca que llega desde Búfalo y se mete en la vida de Michaela Kell (Julianne Moore), una doña enigmática que controla Cliff House, una mansión en la costa Este. Simone (Millie Alcock), la hermana de Devon, trabaja como asistente personal de Michaela, y el lío entre estas dos mujeres es el centro de la trama.
La serie tiene un aire a Big Little Lies y The White Lotus, explorando el poder, celos y secretos en una comunidad llena de privilegios. Hay una tensión tipo thriller mezclada con comedia negra, y se destaca la química entre Fahy y Moore.
También se enfoca en la relación complicada entre Michaela y Simone, con sus rituales, ambiciones y líos de juventud que ponen la vida en Cliff House más difícil. Encima, hay un misterio sobre la desaparición de la primera señora Kell, que le añade más intriga a la cosa.
Kevin Bacon hace un papel secundario pero importante, interpretando a Peter Kell, un tipo duro del mundo de las inversiones que está metido en un matrimonio lleno de secretos y silencios.
Aunque Sirenas no cambia el juego, es un entretenimiento sólido y dinámico, lleno de ironía y tensiones familiares. Es una opción bacana para los que les gustan los dramas de alta sociedad con giros oscuros y personajes bien complejos.
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