El famoso pianista, compositor y escritor Alfred Brendel, que aunque nació en Checoslovaquia, era más austríaco que el café vienés, se fue de este mundo ayer, martes, a los 94 años, según dijeron sus representantes. Brendel era un verdugo con el piano, sobre todo cuando se trataba de Beethoven y Schubert, pero tampoco se quedaba corto con Haydn, Mozart, Brahms y Liszt.
La familia del maestro, su pareja Maria Majno, Irene Brendel, y sus hijos Dorian, Adrian, Sophie y Katharina, junto a sus cuatro nietos, dijeron que lo van a "recordar y celebrar con profunda gratitud", según el comunicado de sus representantes.
Pero no solo de música vivía Brendel; también escribía, y sus ensayos y poemas tenían un humor que picaba más que ají montañés. La editorial española Acantilado, que ha tirado libros suyos como "De la A a la Z de un pianista" (2013) y "Sobre la música" (2016), lamentó su muerte y anunció que pronto viene "Milagrería y escalas disonantes". En un comunicado, dijeron que era un "artista inclasificable y gran humanista", y que su estilo era una mezcla única de "rigor intelectual con espíritu poético". También dijeron que su repertorio era tan grande como el mar Caribe, y que no solo brillaba como solista, sino también al lado de los más importantes directores y orquestas del mundo.
La editorial también resaltó que su "ingenio, agudeza y extraordinario sentido del humor" lo hacían un conversador que nadie olvidaba. Brendel nació el 5 de julio de 1931 en Wiesenberg, Moravia, lo que hoy es la República Checa, pero se mudó con su familia a Yugoslavia y luego a Graz, en Austria, donde estudió música hasta los 16 años. Después de eso, se hizo autodidacta, enfocándose en Liszt al principio.
Brendel dedicó su vida a los clásicos y se olvidó de la música moderna. En 1971 se mudó a Londres, donde hizo una fuerte amistad con el director Simon Rattle.
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