El cantautor español Joaquín Sabina arrancó su gira de despedida en Gran Canaria con un lleno total y un repertorio que unió generaciones al ritmo de poesía y nostalgia. Sentado en un bar, con sus panas y un whisky "on the rocks", Sabina invitó a su público a un "Último vals", y la gente de Gran Canaria le respondió con esa energía que solo se siente cuando hay amor mutuo.
Este jueves, Sabina empezó en Canarias el tramo español de su gira "Hola y adiós", frente a 7,000 personas que llenaron el lugar. Fue una despedida que sonó más a un "Hasta siempre" que a un adiós, con canciones eternas que unen generaciones. Emocionado y emotivo, Sabina dejó que las lágrimas tomaran forma de copla mientras recorría cinco décadas de música, empezando con "Lágrimas de mármol", disfrutando de la despedida pero siempre celebrando.
"Superviviente, sí, maldita sea, y nunca me cansaré de celebrarlo", dijo Sabina, porque su vida ha sido la más grande de las fiestas: "Viví para cantarlo". Lo suyo con Gran Canaria es un amor de 50 años, que celebró con un "Hola y adiós" sin portazo ni signo de interrogación. Solo las voces entregadas a su alma incombustible.
Con su icónico bombín blanco, Sabina volvió a llenar el Gran Canaria Arena, como ya lo hizo en 2023, recibiendo un aplauso aún más fuerte que antes. En el escenario, solo estaban su banda, una silla alta y los focos; no hacía falta más. Arropado por un coro que usó esas letras que ya no cumplen años, Sabina miró al pasado con nostalgia.
"Buenas noches querida isla, estaba en el camerino recordando las primeras veces aquí hace tantos años y lo recordaba porque en esta isla siempre me sentí muy bien recibido, muy bien comprendido y muy querido", confesó. Y así fue, de nuevo, querido y recibido por un público que respondió con creces al jolgorio de Sabina, con esa música que vive debajo de la piel.
Éxito tras éxito, Sabina deleitó a Gran Canaria, primera parada en España tras recorrer América con "una maravilla de coro", como definió al público isleño. Presentó a su banda y continuó el viaje con el corazón en la mano, cantando con voces amigas 'Y si amanece por fin', 'Pacto entre caballeros' y 'Donde habita el olvido'.
Sus miles de seguidores vibraron con la magia de su voz rasgada, recorriendo décadas de poesía hecha canción, con los compases de su guitarra y un público que podría cantar durante '19 días y 500 noches' gracias a una carrera llena de éxitos. 'Peces de ciudad', 'Una canción para Magdalena', y esos versos de 'Sin embargo' llevaron a 'Noches de boda', donde al compositor de Jaén "le dieron las diez y las once" en una jubilación firmada con 75 años.
Sabina tiene más de veinte discos oficiales, cancioneros, discos en directo, homenajes, sencillos y poemarios en una vida de éxitos. Ha ganado tres Premios Ondas, un Premio Goya y dos nominaciones, un Grammy Latino a la Excelencia Musical, y la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. En Gran Canaria mostró su alma roquera y su lengua sincera en un concierto mágico y frenético.
Su público le dio el adiós que merece una leyenda, pero no hubo espacio para la pena, porque como dice en 'Ahora que': "Ahora me despido pero me quedo". Con 'La canción más hermosa del mundo', Gran Canaria se abrió en canal, latiendo "tan joven y tan viejo" como su música. Joaquín Ramón Martínez Sabina se mostró en forma en esta primera parada tras su salto atlántico, y seguirá su gira por Tenerife, Málaga, Madrid, Londres, París, y cerrará en su querido Madrid el 30 de noviembre.
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