¿Pa' qué suplementarse si no te falta ná'?

Oye, mi gente, vamos a hablar claro de esto de estar tomando suplementos. Ahora todo el mundo anda en eso, que si los influencers, que si los coaches, que si las redes sociales. Te prometen que vas a tener más energía, que vas a rendir mejor, que vas a estar equilibrado y sin inflamaciones.

Pero, óyeme bien, desde el punto de vista médico y científico, eso de suplementar solo tiene sentido cuando hay un motivo real: corregir una falta que se haya demostrado o mejorar algo de manera que se pueda medir.

Eso de tomar suplementos "por si acaso", "porque está de moda" o "porque fulano lo hace", no solo no tiene base científica, sino que puede ser peligroso. Estar usando ciertos nutrientes a lo loco y por mucho tiempo puede hacer que otros no se absorban bien, que te intoxiques, que se desajusten tus parámetros bioquímicos, o que te cause efectos secundarios que, aunque sean sutiles, son importantes. No todo lo que es natural es seguro y no todo lo que es suplemento es necesario.

Claro, hay casos donde los suplementos son importantes. Si te falta vitamina D, B12, hierro o magnesio y eso se ve en tus análisis, o si tienes síntomas o riesgos altos, entonces ahí sí tiene sentido. En esos casos, el suplemento es como un tratamiento médico: tiene que tener una razón, una dosis, un tiempo y una evaluación.

También hay veces que algunos suplementos pueden ayudar a mejorar funciones. Por ejemplo, la creatina para la gente con problemas musculares o que hace ejercicio de alta intensidad, el omega-3 para los triglicéridos altos, o ciertos probióticos para el intestino irritable. La clave es que realmente mejoren algo que se pueda medir, no solo que lo sientas.

El lío empieza cuando la gente se pone a tomar 5, 10 o más productos sin haber chequeado primero cómo están de salud. Eso de amontonar antioxidantes, adaptógenos, nootrópicos y vitaminas es más una moda que otra cosa. Además, crea una falsa sensación de que estás haciendo algo bueno por tu cuerpo solo por tragarte cápsulas todos los días.

La nutrición personalizada y con base científica busca intervenir con precisión, no a lo loco. Por eso, decidir tomar un suplemento debe ser algo bien pensado: ¿qué quiero corregir?, ¿qué espero mejorar?, ¿cómo voy a medir eso?, ¿por cuánto tiempo?, ¿qué evidencia tengo para hacerlo?

En resumen, tomar suplementos por tomar no vale la pena. La idea no es llenar tu casa de potes, sino mejorar de verdad tu salud, aliviar síntomas, optimizar funciones o prevenir enfermedades cuando de verdad se necesita. Todo lo demás es gastar sin pensar. Y en medicina, lo que no es necesario es, por definición, un riesgo.

Ver todo