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El país está en un viaje hacia una justicia más decente y enfocada en la gente. "La ética judicial no puede ser una virtud decorativa, sino una práctica viva y esencial para sostener la democracia", dijo el miércoles Luis Henry Molina, el duro de la Suprema Corte de Justicia (SCJ). Él advirtió que, en estos tiempos de amenazas al estado de derecho, es "urgente" reivindicar los principios que dan sentido al trabajo judicial.
El magistrado se puso a hablar sobre la ética judicial durante la Cátedra Dr. Manuel Bergés Chupani: "Integridad Judicial", que organizó el Tribunal Constitucional (TC) en la Universidad Católica de Santo Domingo. Ahí mismo, él dijo que ahora es el momento de levantar todos los espacios democráticos y reivindicar su esencia para enfrentar los nuevos populismos de izquierda y derecha.
Fue claro cuando dijo: "El tema de la ética judicial no puede ser más pertinente en este momento. En tiempos de desconfianza, de discursos simplificadores y de amenazas autoritarias al estado de derecho, se hace necesario y urgente reivindicar los pilares que hacen legítimo nuestro trabajo".
Dijo que aplicar la ética significa estar dispuesto a dejar de lado cualquier tipo de privilegio o favoritismo. "Es, en definitiva, saber que juzgamos vidas ajenas. Eso supone una gran responsabilidad", añadió.
En la cátedra, que es la primera vez que la da Henry Molina, el juez echó un vistazo al pasado del país en materia de justicia. Afirmó que la historia de la justicia dominicana ha sido de cambio, igual que en toda América Latina. "Venimos de un pasado de justicia autoritaria, jerárquica, opaca, heredada de la colonia. Una justicia que servía al poder más que al derecho, que consolidaba privilegios más que garantizaba libertades. Por eso, con el aporte de generaciones, hemos ido avanzando hacia una justicia democrática", expresó.
Resaltó que ahora el país tiene una justicia que se enfoca en la gente, orientada al servicio, aliada a los derechos y abierta a la sociedad. Pero aclaró que ese cambio no ha sido fácil ni igual para todos, sino que es el resultado del esfuerzo de muchos jueces, académicos, servidores judiciales, y líderes sociales y políticos que han empujado hacia un modelo más justo y cercano.
"Y entre estos, el nombre del fallecido magistrado Rafael Luciano Pichardo resuena para todos nosotros. Su legado alimenta precisamente lo que hoy necesitamos fortalecer: una ética judicial que no dependa del temor a la sanción, sino del compromiso con el ideal de justicia. Que no sea impuesta desde fuera, sino cultivada desde adentro".
Él dijo que esta ética se resume en tres cosas fundamentales: En el Poder Judicial Dominicano han asumido esa tarea como prioridad. "Hemos impulsado una cultura organizacional donde la ética es un criterio de desempeño", comentó, y puso como ejemplo la digitalización en el Distrito Nacional, donde dice que el 91 % de los trámites ya se hacen en línea, lo que ayuda a combatir "la lentitud burocrática".
Para Luis Henry Molina, comprometerse con la justicia como servicio público esencial significa respetar el tiempo y la dignidad de las personas. Añadió que "una justicia transparente tiene la obligación moral de rendir cuentas ante la sociedad".
"Una ética del precedente, que es una buena jurisprudencia, enseña, orienta y protege. Una ética del tiempo, porque acelerar los procesos es una forma concreta de responder a las personas y reconocer su dignidad. También una ética de la palabra, porque las decisiones deben ser claras y comprensibles", aconsejó el juez.
La cátedra se realizó en honor al doctor Rafael Luciano Pichardo (1935-2024), un constitucionalista y exjuez. Al dirigirse a los presentes, el magistrado Napoleón Estévez Lavandier, presidente del Tribunal Constitucional, habló sobre la importancia de la Cátedra Dr. Manuel Bergés Chupani: Integridad Judicial, y de la trayectoria de Luciano Pichardo, presentando además un video emotivo sobre él.
Durante el evento, el presidente del TC le dio la medalla Rosa Protomártir Duarte y Díez al presidente de la SCJ, Luis Henry Molina, y junto a él, entregó un reconocimiento in memoriam a la familia de Luciano Pichardo, gesto que fue agradecido por su hijo Francisco Luciano Corominas.
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