En el barrio en RD ya es normal ver que los mismos tigueres aparecen en las estadísticas de la policía una y otra vez. Los agarran, los fichan, las víctimas los señalan con prontuarios y órdenes de arresto. Pero muchos andan sueltos hasta que, al final, sus nombres suenan de nuevo cuando caen en esos "intercambios de disparos".
El vocero de la Policía Nacional, Diego Pesqueira, dice que hay fallas en el proceso judicial que no están en manos de los policías. "Muchas veces las víctimas no sustentan las acusaciones en los tribunales, ese es uno de los problemas", explicó.
Desde el lado judicial, la fiscal Yuberky Utate explicó que el Código Procesal Penal tiene varias medidas según el tipo y gravedad del delito, y que la prisión preventiva es la más fuerte, pero no siempre se usa. En muchos casos, aunque el Ministerio Público pida esa medida, el juez tiene la última palabra y considera la gravedad del hecho, la posible pena y el riesgo de fuga. Delitos como robos simples, golpes y heridas leves, o posesión de drogas, suelen tener castigos distintos a la prisión, sobre todo si el acusado tiene arraigos que aseguren su comparecencia.
Gracias a esta flexibilidad, muchos reincidentes se benefician, pues sus delitos no son considerados graves y sus casos no siempre están bien sustentados. La magistrada dijo que la debilidad más grande viene de la falta de comunicación entre las instituciones.
"Entiendo que la falla más grande que tiene el sistema es la falta de comunicación interistucional entre los sistemas gubernamentales, para que tanto el poder judicial (jueces), Ministerio Público y Policía puedan tener un sistema donde se puedan visualizar los procesos que tiene un individuo y los lugares donde realizó el hecho", manifestó.
El abogado penalista Ulises de la Cruz habló de otros factores que alimentan este ciclo de reincidencia. Uno de ellos es el principio de presunción de inocencia, que evita tratar al imputado como culpable sin una condena definitiva. Esto obliga a las autoridades a presentar pruebas sólidas desde el inicio del proceso, algo que muchas veces no pasa.
El jurista destacó que, además, faltan programas efectivos de rehabilitación. Las cárceles del "viejo modelo" no tienen formación, apoyo psicológico ni capacitación laboral. Como resultado, muchos presos cumplen sus condenas sin herramientas para reinsertarse y vuelven a lo mismo.
"En vez de rehabilitarse, muchos internos aprenden nuevas formas de delinquir solo para sobrevivir", apuntó De la Cruz, quien destacó que la reincidencia, entonces, no es solo un problema de leyes o jueces, sino el reflejo de una estructura colapsada y de un Estado que no acompaña, ni adentro ni afuera de las rejas.
"La falta de oportunidades, la pobreza, desempleo, escaso acceso a educación de calidad y las limitadas opciones laborales son factores que empujan a muchos individuos, especialmente jóvenes, hacia la delincuencia y dificultan su reinserción", concluyó.
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