Llegaron los reyes de España al Vaticano a eso de las 9:45 de la mañana, listos para el bacanal en la Plaza de San Pedro, donde se iba a dar la misa que oficialmente arranca el show del nuevo papa, León XIV. Felipe VI y doña Letizia entraron por la basílica para no perderse el momento en que León XIV recibe el anillo del pescador y el palio, que son como los blinblineos del papa.
El rey andaba con su uniforme de gala, bien planchao, y la reina Letizia, como toda una dura, de blanco y con una mantilla del mismo color. Eso es un privilegio que solo las reinas católicas tienen, mientras que la mayoría de las invitadas tienen que ir de negro y con la cabeza cubierta.
Cuando llegaron, los reyes se saludaron con los demás tigueres de las delegaciones internacionales, entre ellos el presidente de Ucrania, Vlodomir Zelenski, los príncipes Alberto y Charlene de Mónaco, y la reina Máxima de Holanda.
Felipe VI y doña Letizia estaban puestos al lado de las delegaciones de Emiratos Árabes y los grandes duques de Luxemburgo. El protocolo tenía a la gente organizada así: Andorra, Bélgica, Emiratos Árabes, España, Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Orden de Malta y Países Bajos.
La Plaza de San Pedro estaba llena de gente desde las 6:00 de la mañana, y calculan que unas 200,000 personas llegaron para ver la misa, que también tuvo la presencia de unas 150 delegaciones internacionales. Igualito que el 26 de abril pasado, en el funeral por Francisco, el protocolo vaticano puso a los reyes justo al lado del altar donde León XVI estaba oficiando la misa, cerquita de la fachada principal de la basílica.
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