"Los que sobrevivieron al lío cuentan su 'terrible angustia'"

Oye, mi gente, ustedes no se imaginan el lío que se armó en la discoteca Jet Set el martes por la madrugada. La vaina fue tan heavy que ya van 184 personas que se nos fueron, y hay pila de escombros y vidas que nunca serán igual. Los que lograron salir cuentan lo mismo: un terror que no se lo desean ni al peor enemigo, una incertidumbre que los tenía mal, y un agradecimiento al cielo por seguir respirando.

Imagínense a Víctor Cruz y Marisol Chalas, dos esposos que vivieron su peor movie. Ellos estaban bajo los escombros de la discoteca por 40 minutos. La muerte estaba ahí mismito, y ellos sintieron que no iban a ver otro amanecer.

Víctor estaba hasta el cuello en concreto, luchando por respirar, pensando que la vida se le iba. Y Marisol, también entre los escombros, decía: "Yo les decía a los policías mi esposo está ahí, está vivo. Levanten eso para que mi esposo respire, porque mi esposo me dijo que se iba".

La doña decía: "Yo le doy tantas gracias a Dios porque estamos vivos. Fue muy duro lo que vivimos, perdimos muchísimos amigos".

Otra que sobrevivió fue Carolina Rodríguez, que todavía no se cree el lío en el que estuvo con sus amigas. "Solo pensaba en salvarlas a todas", recordaba la anestesióloga, que estaba cerca de la puerta de emergencia y solo quería que todas salieran con vida.

Lucy Amantina Castillo y José Manuel Montilla, una pareja que vive en Italia y estaba de vacaciones, también sufrieron el caos. "Estábamos sentados en una mesa, no podía ver nada. Solo escuché a alguien que gritó: ´el techo´, y en ese momento todo se fue a negro", dijo Castillo.

Cuando volvió en sí, los escombros estaban arriba de ella y de su esposo. "Gracias al Señor, los escombros hacían presión sobre mis piernas y no sobre el pecho. Así que podía gritar pidiendo auxilio. Empecé a gritar: ´¡Estoy aquí, estoy viva!´".

"Pedía que me sacaran. Cuando pasaban los socorristas, yo les agarraba los pies. Entre cuatro me levantaron; eran dos losas grandes de cemento. Quitaron los escombros y lograron sacarme", explicó ella.

Jesús Ramírez, otro sobreviviente, decía: "Mientras estaba allí, sin poder hacer nada por salvar mi vida, solo pensaba en mi hija... que no podría verla crecer. Pensaba en mi esposa, que tal vez no la volvería a ver nunca más".

El derrumbe fue de repente y Jesús quedó pillado desde la cintura para abajo. "No podía moverme, pero tenía las manos libres. Pude alcanzar mi teléfono y avisar a mis familiares".

Así que ya saben, mi gente, cuídense y valoren cada día, que uno nunca sabe cuándo la cosa se puede poner fea.

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