Oye, mi gente, aquí va un resumen de lo que está pasando con los embarazos de muchachitas en República Dominicana. La cosa está fea, y es que los tigres que las embarazan no son chamaquitos, sino hombres hechos y derechos con un promedio de edad de 25 años, según lo que dicen los papeles de las Oficialías Civiles y la Oficina Nacional de Estadísticas.
No estamos hablando de "noviecitos jóvenes", sino de hombres adultos que se están metiendo con niñas y adolescentes. La vaina se pone más seria cuando te digo que, en 2023, 1,800 niñas de 15 años o menos parieron, lo que es casi una cuarta parte de todos los nacimientos en menores de 18 años. La diferencia de edad entre el padre y la madre es un abuso, muchas veces más de 10, 20 y hasta 30 años.
En algunos barrios, estas relaciones se ven como "uniones tempranas" o "embarazos precoces", pero la realidad es que son delitos sexuales disfrazados por el silencio de la gente y la falta de acción del gobierno.
El caso de Wander Franco, que fue condenado por abuso de una menor, ha puesto el tema en el ojo público. La chamaquita estaba bajo presión de su mamá, Martha Chevalier, quien también fue condenada por usar a su hija como negocio. El tribunal dijo que ella "ejercía presión y chantaje" sobre el pelotero, pidiendo dinero para gastos escolares y depósitos de hasta un millón de pesos.
Aunque la justicia dejó claro que "no puede existir consentimiento legal entre un adulto y una menor", la falta de consecuencias serias es lo que hace que estos abusos sigan pasando. La jueza Jakayra Veras García le dijo a Franco que se equivocó: "Mírenos, Wander", le dijo al dar el fallo. "No se acerque a menores de edad con fines sexuales".
Esto no es una cosa aislada. Más de 6,600 bebés nacieron de adolescentes entre 15 y 19 años, y los padres de esos bebés tienen entre 20 y 24 años. Otros 3,305 padres están entre 25 y 29 años, y al menos 1,249 entre 30 y 34 años. Incluso hay casos donde los padres tienen más de 50 años.
En lugares como Elías Piña, Monte Cristi y Dajabón, más del 20% de todos los embarazos son de menores, muchas veces haitianas sin papeles que no tienen a dónde ir para buscar ayuda.
La ley dominicana dice que cualquier relación entre un adulto y un menor es un delito, pero la mayoría de esos hombres no ve consecuencias. El embarazo adolescente a veces es tolerado por la misma gente, y la impunidad y el silencio hacen que estas niñas se queden sin escuela, sin futuro y en pobreza.
Al cierre del tercer trimestre de 2024, se registraron 11,899 embarazos en adolescentes. Aunque eso es menos que el año pasado, la normalización del problema sigue igual. En las provincias de Elías Piña, Monte Cristi y Dajabón, los embarazos en adolescentes son comunes, y muchas de estas madres son haitianas indocumentadas, expuestas a la explotación y violencia sin que nadie las defienda.
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