El embajador Frank Rainieri dijo que ya es hora de colgar los guantes en su misión diplomática después de 10 años dando cotorra.
En un evento lleno de bulla y tradición, la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta hizo su coro para celebrar el Día de San Juan Bautista, su santo patrón. Armaron un juidero con una misa solemne en la Iglesia Regina Angelorum, la cual fue dirigida por monseñor Francisco Ozoria, el jevito grande de la iglesia en Santo Domingo.
La invitación fue hecha por el embajador de la Soberana Orden de Malta en RD, Frank R. Rainieri, y su esposa, Haydée Kuret de Rainieri. Ellos también fueron los anfitriones del bonche que hicieron después en el Museo de la Catedral Primada de América.
El pana comenzó su discurso diciendo lo contento que estaba por la investidura, como Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción de la Orden, de quien hoy es su santidad el papa León XIV. Él tiró una de estas: "Una dignidad reservada a quienes, por su compromiso y servicio a los más necesitados, encarnan de manera ejemplar el carisma hospitalario que nos define".
Luego, el tipo se puso a hablar de todas las cosas bacanas que ha hecho la orden, tanto en el país como en el mundo, sin olvidarse de mencionar los líos y pleitos que hay por to’s laos.
El embajador también le dio su payola a los logros grandes que han conseguido, especialmente al trabajo de las mujeres, a quienes decidió exaltar en su discurso: administración, logística y distribución de los donativos en más de 300 sitios: hospitales, dispensarios, y hogares de acogida para niños y viejos.
También mencionó los tres centros de salud que son de la Orden: Clínicas Materno Infantil y de Atención Primaria en Herrera, Monte Plata y la Clínica Materno Infantil de Haina. Estos centros ayudan a más de 50,000 pacientes que vienen de los barrios más necesitados.
Después soltó la bomba: se retira como Embajador de la Soberana Orden de Malta.
"Tras reflexionar sobre los ya más de diez años al servicio de esta magnífica misión diplomática, tomé la decisión que, previa audiencia y anuencia del Gran Magisterio y del Gran Maestre de nuestra Orden, hoy comparto con ustedes...Creo que es tiempo de dar paso a nuevas generaciones que continúen con la trayectoria de estas funciones honoríficas, pero sumamente gratificantes y sé que lo harán con el mismo amor, visión y compromiso con el que he tratado de cumplirlas durante mi gestión".
También dijo que sin el apoyo de los caballeros, las damas de su coro y su esposa, no hubiese podido hacerlo.
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