"La camisa azul: de 'unifome' a 'ícono'"

La camisa azul está dando de qué hablar otra vez, mi gente, porque sigue siendo una prenda clave en las colecciones de los diseñadores y favorita de muchas celebridades. Vamos a darle una mirada a su historia, su influencia en la moda y cómo se está usando hoy en día en las pasarelas y en la cultura popular.

Si en su tiempo Audrey Hepburn o Diana de Gales hicieron de la camisa azul un clásico, ahora las firmas como Palomo Spain o Prada confirman que esta pieza es un básico eterno que no puede faltar en el clóset de los que saben de moda. Gente como Alexa Chung y Zendaya dicen que la camisa azul puede cambiar, pero nunca se va.

El cuento de la camisa azul empieza en el siglo XIX, cuando se usaba como uniforme de trabajo en la marina, industrias y el ferrocarril. Ese color azul, sobre todo el más oscuro, era perfecto para disimular la suciedad, y el algodón fuerte aguantaba de todo.

Esta funcionalidad se mantuvo hasta que, más o menos en la mitad del siglo XX, con el boom del `prêt-à-porter´, los diseñadores le dieron una vuelta a la camisa azul.

El cambio más grande vino en los años 50, cuando la camisa azul dejó de ser solo para el trabajo y empezó a meterse en el vestuario formal masculino y después, el femenino.

Con el tiempo, llegaron tejidos más ligeros, cortes más ajustados y colores celestes, haciendo que la camisa se volviera más refinada y menos como un uniforme.

Durante el siglo XX, diseñadores influyentes dieron más caché a la camisa azul. Giorgio Armani la metió en su estilo relajado de sastrería en los ochenta, ofreciendo una imagen de poder que era más suave y accesible.

Por su parte, Ralph Lauren hizo de la camisa azul un ícono del estilo americano, combinándola con vaqueros y blazers, representando ese look universitario y de vida al aire libre.

Más recientemente, Phoebe Philo la convirtió en una pieza clave del minimalismo chic en su tiempo en Céline, presentándola en cortes XL, con cuellos estructurados y mangas anchas. Bajo su influencia, la camisa azul se transformó en una declaración de elegancia sencilla, sin adornos.

En España, diseñadores como Josep Font, durante su etapa en Delpozo, le dieron un giro a la camisa clásica con volúmenes arquitectónicos, mientras que Palomo Spain la ha reinventado con transparencias, plisados y códigos de género fluidos.

Como con otras prendas esenciales, su estatus definitivo llegó de la mano de iconos culturales. En el cine, Audrey Hepburn y Katharine Hepburn (sin ser familia) la llevaron con naturalidad, dándole una fuerza visual que rompía con los roles de género de su tiempo.

La imagen de Lauren Bacall con su camisa azul de popelina y pantalón masculino sigue siendo una referencia del estilo poderoso y sobrio, previo al siglo XXI, cuando Carolina Herrera consolidó su uso en clave femenina, combinándola con faldas voluminosas o pantalones de pinzas.

Recientemente, Diana de Gales mostró muchas versiones informales de esta prenda en sus apariciones diarias: con vaqueros, bajo suéteres o simplemente arremangada, mostrando una elegancia natural que sigue inspirando.

Lejos de pasar de moda, la camisa azul ha vuelto en las colecciones de primavera-verano 2025 como una de las piezas más versátiles de la temporada. En Milán, Prada la presentó en tejidos tecnológicos, con acabados satinados y bolsillos asimétricos, recordando su funcionalidad industrial original.

En París, Balenciaga propuso versiones extragrandes, en azul Oxford desgastado, combinadas con faldas lápiz de cuero o pantalones cargo, trayendo de vuelta la estética grunge con un toque sofisticado.

Por otro lado, The Row apostó por el minimalismo absoluto, con camisas de seda azul empolvado, sin botones visibles, en conjuntos monocolor que enfatizan la pureza de las líneas.

En Nueva York, Proenza Schouler jugó con las proporciones y los materiales, proponiendo camisas azules con cuello Mao, botonaduras diagonales y mangas abiertas, que borran los límites entre blusa y camisa en una silueta ambigua.

Estas propuestas coinciden en una cosa: la camisa azul no se impone, pero siempre está presente. En versión formal, casual o conceptual, ofrece una base sólida para armar estilos diversos y sigue vigente con diferentes patrones o tonos.

Entre las celebridades que han apostado por la camisa azul están mujeres con perfiles variados, pero con algo en común: dominan una estética sin esfuerzo.

Zendaya la ha usado en eventos informales, combinada con pantalones anchos de sastre o faldas plisadas, mostrando cómo reinterpretar clásicos con un toque moderno. También Dakota Johnson, ícono del estilo relajado californiano, ha incorporado camisas azules en tejidos suaves, como lino o franela fina.

Otra que ha rescatado la camisa azul como símbolo de refinamiento es Sofia Richie Grainge, ícono del ´quiet luxury´. La lleva con trajes neutros, sandalias planas y peinados sobrios, en una versión más pulida del estilo minimalista de los 90.

En Europa, Alexa Chung y Jeanne Damas siguen apostando por versiones clásicas en algodón, combinadas con vaqueros de tiro alto y mocasines. Su presencia en redes sociales consolida esta prenda como parte del estilo chic francés, donde la sencillez es sinónimo de elegancia.

La camisa azul, lejos de quedarse solo como una prenda utilitaria, se ha adaptado a los cambios estéticos y culturales con una facilidad que pocas piezas pueden igualar.

Diseñadores, celebridades y consumidores coinciden en su valor como un punto de partida, una prenda sobre la cual se puede construir un lenguaje propio, sea depurado o provocador. En 2025, sigue siendo un reflejo del regreso a la sobriedad y una defensa de lo permanente frente a lo efímero.

Como pasa con todas las prendas verdaderamente icónicas, su fuerza no está en llamar la atención, sino en ofrecer una base sólida desde la cual pensar el estilo personal. La camisa azul, en su silencio, sigue hablando con claridad.

(Texto: María Muñoz Rivera)

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