El rector de Intec, Julio Sánchez, está que no cabe de orgullo por liderar Intec, una de las universidades más duras del patio, y encima de eso, estar en el top cinco del Caribe según el ranking de Quacquarelli Symonds. Este es el momento perfecto pa’ analizar la educación superior.
—¿Qué es lo que más pesa en esos rankings?
Te digo cuatro cosas: las investigaciones y publicaciones, la reputación que tienen los empleadores sobre nosotros, la reputación académica y la cantidad de profesores por estudiante. En Intec tenemos unos 20 estudiantes por profesor, cumpliendo con los estándares internacionales. Aunque no soy muy fan de los rankings, los valoro porque son más completos que otras mediciones. Hay que estar pendiente porque cambian la metodología, pero a pesar de eso, se mantienen estables.
—Eso de cambiar la metodología, ¿es pa’ que las universidades no se enfoquen solo en salir bien en el ranking?
Han hecho cambios cada cuatro años más o menos, pero los criterios siguen. Hay razones pa’ seguirlos, como la Marca País. Cada país tiene su orgullo en universidades, como los colombianos con la Universidad Nacional o los mexicanos con la UNAM. Es como su bandera, igual que sus playas o ruinas.
—Reputación internacional…
Claro, las relaciones internacionales son cada vez más importantes. Cuando uno quiere internacionalizarse, las acreditadoras internacionales son clave. Por ejemplo, si yo digo que la escuela de medicina de Intec está acreditada por una reconocida en Estados Unidos, la cosa cambia. También los rankings ayudan.
—¿Qué porcentaje de los estudiantes de Intec vienen de colegios privados y cuántos de escuelas públicas?
El 80 % viene de colegios privados y el 20 % de escuelas públicas. Pero de las provincias, un 40 % viene de centros públicos.
—¿Por qué tú crees que es así?
Manejar estadísticas en educación superior es complicado porque casi no hay. En provincias se valoran mucho los politécnicos, especialmente los de administración concertada. También hay centros públicos emblemáticos que se destacan, como el liceo Canela en Salcedo.
—Leí que en España un estudiante de ahora no pasaría un examen de hace cinco años. ¿Eso pasa aquí?
Sí, está pasando. Tenemos una prueba de admisión internacional del College Board y últimamente un 20 % no la pasa. Antes era menos, pero ahora nos preocupa, especialmente con el Programa Intec con los Estudiantes Sobresalientes (PIES), donde el éxito ha bajado del 45 % a menos del 30 % en los últimos dos años.
—¿Y cuál es el lema ahora?
Mantenemos "Asume el reto", pero ahora decimos "Hay vida en Intec" para quitar el miedo de que aquí solo se estudia y no hay vida social.
—¿Una generación que necesita un lema más suave necesita carreras menos exigentes?
Intec es fuerte en STEM, pero hemos ampliado la oferta con cine, periodismo y más. Si alguien le tiene miedo a las ingenierías duras, ahora tiene opciones más suaves, aunque siempre damos una base STEM.
—La calidad de la educación primaria preocupa mucho. ¿Y la superior?
Depende del segmento social. Para la clase media y baja, lo importante es el título, el "cartón". En la clase alta hay más preocupación por la calidad y muchos prefieren enviar a sus hijos fuera. También hay programas articulados que facilitan transferencias a universidades extranjeras.
—¿Quién hace estudios de empleabilidad?
En Galicia, por ejemplo, cada año hacen un estudio de empleabilidad de sus universidades. Aquí deberíamos hacer lo mismo, para que los empleadores sepan de dónde vienen sus mejores empleados.
—¿Eliminarías el Mescyt y dejarías todo a un solo Ministerio de Educación?
Sí, aunque esta no es una posición institucional. Creo que un solo ministerio debería trazar políticas y no encargarse de toda la operación.
—¿Por qué pagan tan poco a los profesores?
Porque las universidades cobran poco. No se puede comparar con lo que cobran los colegios bilingües.
—¿Cómo mejorar la calidad?
Curiosamente, la presión por la calidad viene de fuera. En las zonas francas, por ejemplo, son más selectivos y necesitan técnicos locales. La inversión extranjera busca técnicos superiores e ingenieros.
—¿Estamos a la altura de la demanda?
No. Menos del 12 % de los estudiantes están en ingeniería. En Intec, el 40 % estudia ingeniería, pero en el país, la mayoría estudia otras carreras.
—¿Cómo se cambia eso?
Desde hace unos años, la mayoría de las becas del Mescyt se destinan a carreras STEM. Eso es positivo. También damos puntos extra a los que aplican a becas PIES en carreras STEM.
—¿Hay miedo a las carreras STEM?
Sí, hay “matefobia”. Muchos estudiantes preguntan cuántas matemáticas tienen que hacer. Hay terror a las matemáticas y ahora también a la comunicación. La capacidad de leer y expresarse es un problema.
—¿Cómo afecta a las instituciones que buscan acreditación internacional?
Intec, al ser pequeña, es intensa e inclusiva. Nos salvamos un poco porque tenemos un techo de 6,000 estudiantes y vamos por 5,200. Ofrecemos cursos de nivelación a los que lo piden.
—¿Se está trabajando para superar ese problema?
Sí, hay respuestas. Vamos a ver cómo ayudan las extensiones del ITLA y la expansión de los politécnicos. Los alumnos de politécnicos son mejores en las Pruebas Nacionales.
—¿El número de estudiantes haitianos afecta los resultados de las Pruebas Nacionales?
No creo. Los resultados han sido consistentes. El problema es que hemos perdido la capacidad de operar bien y cumplir el calendario escolar.
—¿Dónde se forman los futuros docentes?
Una vez se publicó el resultado de asistentes a concursos por universidad y el Isfodosu tuvo un 88 % de aprobados. Es un dato muy secreto. La información debería ser más transparente.
—¿Cómo afecta esto al usuario del sistema educativo?
Hay una enorme asimetría en la información que tiene el usuario. El día que tengamos estadísticas claras, eso cambiará.
—¿Qué destaca del sistema de gobernanza de Intec?
Intec es una universidad de la sociedad, para el país. La cultura no permite que nadie se enquiste. Ni la Junta de regentes ni el rector pueden estar más de nueve años.
—¿Por qué nueve años?
No sé, pero eso cubre hasta los decanos. Es saludable. Cuando yo termine, me pregunto si tendré gasolina innovadora.
—La innovación tecnológica ha acelerado los cambios.
Así es. Un rector de Cornell me aconsejó pasar el 50 % de mi tiempo en la calle y el 30 % leyendo. En Intec, llegamos hasta aquí sin un poder detrás, por la mística.
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