Joven de Seibo cuenta cómo "sobrevivió al colapso de la discoteca Jet Set"

Oye, manito, tú no vas a creer lo que pasó. Luis Thomas Graverley, un tiguerito del Seibo, le contó a Diario Libre cómo se salvó de milagro del derrumbe de la discoteca Jet Set. Eso fue el martes a medianoche allá en el Distrito Nacional.

Graverley estaba en un lado de la pista, chilling con un corillo de gente, cuando de repente el cielo raso empezó a soltar pedacitos. Él dice que "El instinto o el mismo Dios me permitió que me moviera un poquito hacia atrás y lo que cayó no llegó a enterrarme". De un pronto, ¡boom!, el techo se vino abajo.

Una viga chocó con una columna y formó un triángulo que, gracias a Dios, no dejó que lo aplastara, porque a solo tres pasos de él, to’ el mundo quedó enterrado. "Fue algo grandísimo, el mismo sonido de todo cayendo hasta nos tapó los oídos", dijo Graverley. Casi toda la gente que estaba con él perdió la vida, y todo pasó en un abrir y cerrar de ojos.

El pana contó que, aunque la salida principal estaba tapada, logró llegar a las puertas de emergencia. "Habían dos puertas de emergencia trasera y la puerta que estaba en la tarima principal. Yo estaba también junto al exsenador de San Cristóbal, Franklin Rodríguez. También habían unas verjas y nosotros nos volamos por la verja", explicó.

Ya cuando estaban seguros, volvieron al sitio, rompieron el candado de una de las puertas, y así pudieron ayudar a más personas. Después de todo el lío, Luis terminó con golpes en la cabeza, espalda, manos y rodillas, pero nada grave. "Nada de gravedad", aseguró.

"Él recibió golpes así mismo como yo, pero él está ingresado ahora mismo", dijo refiriéndose a alguien más. Al final, Graverley dio gracias a Dios por haber salido vivo de esa vaina.

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