Oye, oye, escucha esta vaina que pasó en el barrio. Dicen que al chamaco Jhon Kohr Reyes, la policía lo agarró en una redada en el barrio Enriquillo, allá en Herrera, y lo llevaron muerto al hospital de Engombe a eso de las 3:50 de la madrugada del 21 de febrero. Según el informe médico, el pana llegó en una silla de ruedas, tieso como un bacalao.
Cuando los médicos lo chequearon, el tipo no respondía a nada, ni a un pellizco ni a que le hablaran. No tenía ni presión ni pulso, y los ojos, full dilatados. Le hicieron un electro y salió plano, ya el pobre estaba muerto desde antes de llegar.
En el hospital, cuando se dieron cuenta del lío, llamaron a la gente de Homicidios de la Policía Nacional, y esos tígueres llegaron como 40 minutos después. Después, los del Inacif se llevaron el cuerpo ese mismo día, ya pasado el mediodía.
Lo más fuerte fue lo de la mamá de Jhon, Ana María Reyes, que anduvo como loca buscando a su hijo por todos los destacamentos de la Policía Nacional en Santo Domingo Oeste y nadie le decía nada. Ella sabía que se lo habían llevado en una redada el 20 de febrero, y el muchacho estaba bien de salud. Nunca se imaginó que tenía que buscarlo en la morgue del Inacif.
Las estaciones de policía no tenían ningún registro de él, porque el pobre nunca llegó a una celda. La familia dice que a Jhon Kohr le dieron corriente con una pistola taser y lo torturaron en la camioneta, porque tenía una herida abierta debajo de la oreja izquierda y unos círculos enrojecidos en el abdomen.
La mamá jura que su hijo no tenía ninguna enfermedad y estaba más sano que una lechuga. Tampoco tenía líos con la justicia, solo se dedicaba a lavar carros en un lavadero.
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