El Día Internacional del Jazz se celebra el 30 de abril, y es un homenaje a cómo este género ha transformado la cultura popular con su influencia en la moda, el arte y la literatura. El jazz nació en Estados Unidos a finales del siglo XIX, mezclando música afroamericana con elementos europeos, y ha evolucionado para unirse con estilos como el rock y la electrónica.
Desde los duros como Louis Armstrong y Duke Ellington, hasta los tigres contemporáneos como Kamasi Washington, el jazz ha mostrado su diversidad y complejidad. Este género se caracteriza por la improvisación y melodías sincopadas, y no se limita a partituras; los músicos se sueltan y desarrollan su música sobre esquemas armónicos y melódicos.
La palabra "jazz", de origen medio raro, se empezó a usar en 1913 y se registró oficialmente en 1917 con un disco de la Original Dixieland Jazz Band. El jazz tiene sus raíces en el sur de EE. UU., donde los esclavos negros aportaron ritmos y melodías sencillas, mientras que los europeos trajeron instrumentos y armonías.
El jazz tempranito se nutrió de estilos como el blues, con acordes simples y letras que te llegan al alma, y el ragtime, que son ritmos alegres y sincopados, tocados principalmente en piano. Nueva Orleans fue la cuna del jazz tradicional a principios del siglo XX, y Buddy Bolden era la figura principal. A la par, en los 1910s, surgió el Dixieland con músicos blancos cerca del Mississippi, que tocaban a todo dar.
Estos dos estilos se interpretaron en Storyville, un barrio lleno de vida hasta que, después de la Primera Guerra Mundial, los artistas se mudaron a Chicago y Nueva York, donde el jazz evolucionó en lugares como el famoso Cotton Club de Harlem.
El jazz se hizo popular a nivel mundial, creció en subgéneros y pasó de los pequeños bares a los grandes salones. En la primera mitad del siglo XX, figuras como Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong y Glenn Miller se robaron el show. En los años 30, el jazz se movió hacia el swing, influenciado por la música europea, con un ritmo y melodía bien marcados, y grandes orquestas como las Big Bands de Benny Goodman, el "rey del swing".
En los 40s, llegó el bebop, un estilo más salvaje y menos refinado con ritmos rápidos, liderado por Chet Baker, Dizzy Gillespie, Charlie Parker y Thelonious Monk. No fue tan comercial como el swing, pero renovó el sonido del jazz. El público también se enamoró de baladistas como Frank Sinatra y Bing Crosby.
En los 50s, el Cool Jazz apareció como respuesta al bebop, con un tempo lento y meditativo, influenciado por la música culta. Luego, a principios de los 60s, nació el Free Jazz en Nueva York, con figuras como John Coltrane, Ornette Coleman y Herbie Hancock, promoviendo la improvisación y la experimentación.
El Jazz Fusión llegó en los 70s con "Bitches Brew" de Miles Davis, mezclando jazz con rock y otras culturas musicales como la latina, afrocubana, flamenco y electrónica. El jazz contemporáneo sigue evolucionando, reflejando diversidad e influencias musicales, con un sonido ecléctico y exploración melódica y rítmica.
Hoy, la escena jazzística es vibrante, con artistas como Kamasi Washington, quien mezcla jazz clásico con hip hop, electrónica y soul. Su álbum "The Epic" atrajo a nuevos públicos. También está Wynton Marsalis, promoviendo el jazz tradicional con habilidad técnica, y Brad Mehldau, conocido por su improvisación lírica.
El jazz moderno ha incorporado elementos de diferentes estilos, y artistas como Michael Bublé, influenciado por las "big bands", y Jamie Cullum, por su versatilidad, lo demuestran. Además, artistas como Diana Krall y Norah Jones han dejado su marca con estilos elegantes y voces únicas, fusionando jazz con pop y folk.
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