Oye, mira cómo va la cosa en los hospitales públicos de aquí a pesar de las limitaciones, tienen sus vainas bien puestas pa’ atender a los pacientes, especialmente a las chamaquitas embarazadas de entre 10 y 18 años. Desde que Laura (nombre ficticio), una carajita preñá, llegó por primera vez a la Maternidad de Los Mina, la mandaron derechito pa’l departamento de psicología. Ella cuenta que la especialista le hizo un reguero de preguntas. "Me preguntó dónde vivo, qué sí estoy casada, cómo me llevo con mi familia y si mi embarazo fue forzado", dijo ella.
Aunque no ha ido muchas veces, apenas dos, Melisa (también un nombre ficticio), otra menor preñá, también la chequearon con la psicóloga desde el primer día que pisó el centro. Le hicieron un montón de preguntas sobre el chamaquito que viene en camino. Melisa llegó con su abuela, quien confirmó que la carajita no solo la vio la especialista en salud mental, sino que también la mandaron a consulta con el nutriólogo.
Las chamacas contaron que en los centros de salud donde van, les dan una ráfaga de preguntas sobre su familia y cómo fue que quedaron preñás. La doctora Santa Pérez, que está al mando de la Unidad de Adolescentes de la Maternidad La Altagracia, explicó que tienen una comunicación constante con el Ministerio de Salud Pública pa’ garantizar que las menores embarazadas tengan una atención completa y adecuada.
Según la doctora, "mensualmente todas las unidades de atención integral del Adolescente tenemos que pasarle la productividad. No solo embarazos, sino todo lo que se le hace al adolescente, consultas ginecológicas (primera vez y subsecuentes), cuántas se planificaron, las que son víctimas de violencia se hace denuncia inmediata a través del Ministerio". Ella también dijo: "Todo lo que es materno infantil, circula la comunicación fluida, mensualmente ellos saben y es bueno, la obligatoriedad para nosotros reportar todo".
Cuando llega una adolescente preñá, se prende de inmediato un protocolo especializado: la joven va derechito pa’ la Unidad de Adolescentes, donde le dan consejería, atención obstétrica, evaluación psicológica, la mandan a nutrición y le siguen de cerca cualquier problema que le encuentren. "Es un manejo integral por varias disciplinas", dijo la doctora Pérez.
Para las menores de 15 años, el protocolo es más específico pa’ ver si el embarazo viene de violencia. En estos casos, "toda situación de embarazo en menor de edad se considera violencia", y se sigue "una ruta" que obliga a denunciar ante la Fiscalía. "Si son víctimas de violencia, se hace la denuncia inmediatamente a través del Ministerio. Muchas veces la niña permanece en el hospital por protección, y coordinamos con la Fiscalía una casa de acogida", explicó Pérez. "Mientras tanto, nuestra prioridad es proveer atención médica y apoyo psicológico continuo".
Según la especialista, durante los primeros seis meses de 2025, el Hospital Docente Universitario Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia "atendió a 2,412 pacientes embarazadas, de las cuales 339 eran casos nuevos, es decir, atendidas por primera vez, y de estas, 33 correspondían a niñas menores de 15 años".
Por otro lado, la doctora Luz Fermín, que está al frente del Departamento Adolescentes del Servicio Nacional de Salud (SNS), explicó que cuando una adolescente embarazada llega a uno de los servicios de la Red Pública "se hace su historial clínico y psicosocial". Confirmó que, si la paciente está con un hombre mayor de cinco años que ella, se hace la denuncia, se manda a Trabajo Social pa’ que active la Ruta Crítica de Violencia. También dijo que si es con un menor de edad o si es una relación consensuada, "se evalúa el caso, y se le da su seguimiento y chequeos prenatales".
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