En un corito bacano en la universidad APEC, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Luis Henry Molina, se puso a hablar claro sobre cómo la justicia en RD ta' cambiando pila y los líos que todavía hay que resolver. Dijo que la vaina no es solo tecnología ni papeleo, sino un cambio en la cultura y la estructura, pensando en la gente y con valores éticos y un propósito bien definido.
En su charla "El sistema de justicia dominicano: avances, retos y desafíos", por el 40 aniversario de la Escuela de Derecho de APEC, el tipo fue bien directo al decir que "una justicia que no se cuestiona a sí misma corre el riesgo de servir más a su inercia que a la sociedad". Ahora la justicia es más democrática, abierta y eficiente, no como antes que era un lío.
El pana habló de un plan llamado "I-Justicia", que no solo se trata de tecnología o inteligencia artificial, sino de una nueva cultura judicial que siempre se pregunta a quién está sirviendo y cómo hace la diferencia. También soltó que la Suprema Corte ya no tiene ese atraso de antes, que "esa mora fue un símbolo de injusticia estructural", pero que ahora las cosas están al día gracias a la planificación y compromiso de los jueces y trabajadores.
Molina resaltó que las sentencias ahora son más claras y en un lenguaje que la gente entiende, dejando atrás ese lenguaje complicado que nadie cogía. También habló de los avances en el acceso digital con la Juriteca, que ahora es gratis, fácil de usar y todo el mundo puede buscar sentencias y temas importantes del país. "Hoy podemos hablar de sentencias digitales, de automatización con trazabilidad y de plataformas éticas", dijo.
El presidente señaló que la digitalización es solo una herramienta pa' garantizar derechos en todo el país. En lo penal, dijo que hay que ser más humanos y no llevar todo a juicio, "el juicio es la sala de cirugía, no puede ser el destino de todos los casos". Apoyó resolver conflictos sin llegar a la prisión preventiva, diciendo que "la libertad debe ser la regla y la prisión, la excepción".
Todavía hay líos que resolver, como el congestionamiento y la necesidad de nuevas leyes que hagan el proceso más fácil de entender. "Estas reformas buscan simplificar los procesos y hacerlos más comprensibles para las personas. La justicia debe ser entendida, sentida y vivida", expresó.
Para cerrar, Molina llamó a la universidad y a los tigueres de la academia a apoyar las reformas y advirtió sobre el peligro de gobiernos autoritarios disfrazados de legalidad. "La legitimidad de los tribunales está en juego, y se define por su independencia y por su capacidad de dar respuestas justas, claras y oportunas", afirmó.
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