FAMILIA | "Tenemos la esperanza de que Dios le dé una oportunidad": parientes esperando en el Jet Set

Oye, mi gente, la vaina ta fuerte. La cantidad de muertos por el lío en la discoteca Jet Set ya llegó a 113 hasta las 6 de la mañana de hoy. La familia ta en para, entre los escombros y los policías dando vueltas, esperando alguna buena noticia de sus seres queridos.

Yendry Beltré llegó con su mai y otro pariente buscando a su hermano, Omar Ogando, que trabaja en la discoteca. La última vez que supo de él fue por un video que él mandó, donde se veía cerquita del merenguero Rubby Pérez, que lamentablemente murió en el lío.

Desde que Yendry se enteró del asunto, se plantó en la zona cero desde las 10 de la mañana de ayer. Anduvo con su gente por los hospitales buscando a su hermano y pasó la noche frente al edificio hecho pedazos. Ella dice: "Fuimos a la casa, pero ¿para qué? No hay quien duerma. No hay hambre, no hay sueño, no hay sed, no hay cansancio. Estamos así, en el aire. Nosotros fuimos a la casa, nos bañamos, tomamos un té y volvimos para acá".

La chama tiene la esperanza de que su hermano aparezca vivo: "Realmente tenemos la esperanza de que aparezca con vida, de que Dios le dé una segunda oportunidad".

Por otro lado, Wilson Casado también está en para, casi sin moverse del sitio. Él ta esperando noticias de su sobrino, Omauris Sención Casado; su esposa, Solangi Sosa; y su primo, Ángel Ramírez Minyetti, que fueron a la fiesta el martes. Dice Casado, con la voz quebrada: "No tengo palabras. Tengo unos cuantos sobrinos, pero ese era el más cherchoso de todos. Estábamos juntos el sábado y el domingo".

Le dijeron que a la esposa de su primo la sacaron de los escombros, pero aún no sabe si la llevaron a un hospital, así que sigue buscando. Leonilda Roble, esperando noticias de su sobrina Laura, comenta: "La vida es así. La vida da muchas vueltas". Ella la vio el sábado y Laura le había dicho que iba a ver al cantante, toda feliz. Ahora, Leonilda y otros familiares están buscando en los hospitales, porque Laura tiene 25 años y dos hijos que la esperan. "Tengo fe de que ella está vivita ahí todavía, con Dios delante", dice la señora, con paciencia mientras sigue esperando.

Hasta ahora, más de 800 personas han recibido apoyo emocional de un grupo de psicólogos, psiquiatras y técnicos, gracias al Ministerio de Salud, el Servicio Nacional de Salud, Unibe, la Cruz Roja y voluntarios de México. En una carpa especial están dando ese apoyo a to' el que lo necesita.

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