El virus respiratorio sincitial (VRS): "entre el avance médico y el estancamiento del sistema"

El virus sincitial respiratorio sigue siendo un lío grande pa' la salud en nuestro país. La gente sigue preguntando: "¿Qué tipo de virus es ese? ¿Es nuevo? ¿Por qué preocupa tanto? ¿Hay alguna vacuna para evitarlo?" Aunque ese virus se conoce desde los años 50, todavía causa muchos problemas respiratorios en los bebés y también en los viejitos. Se llama sincitial porque forma unos grupos de células en los pulmones que complican la respiración.

Al principio, parece un simple catarro, pero en los bebés y los niños chiquitos puede convertirse en bronquiolitis y neumonía, llevándolos a cuidados intensivos y, en el peor de los casos, a la muerte. Antes, a los niños con VRS se les trataba con oxígeno húmedo en unas cámaras de plástico y medicinas que ya no se usan. Muchos no sobrevivían.

Ahora hemos avanzado: hay una vacuna llamada ABRYSVO aprobada en mayo 2023 para las embarazadas, así los bebés tienen protección desde la barriga. También hay un medicamento (Nirsevimab/Beyfortus) para proteger a los bebés sanos y a los que tienen más riesgo. Además, contamos con cuidados intensivos para los recién nacidos y tecnologías que antes ni soñábamos.

Pero aquí, todavía hay problemas para que las vacunas, medicinas y otras cosas lleguen a todo el mundo. La Salud Pública no ha avanzado al mismo ritmo que la ciencia ni la medicina privada, que sí tiene esas herramientas, pero solo para el que pueda pagarlas. No hemos logrado una estrategia nacional coherente y equitativa de prevención para todos.

La atención primaria sigue floja. Está politizada e inestable, con nombramientos por amiguismos. No hay continuidad. Mucha gente no tiene acceso al agua potable, buen empleo, educación pública de calidad, ni a medicinas que los seguros no cubren. Y las ARS hacen lo que quieren sin control. Además, no tenemos un buen programa de lactancia materna.

La ciencia nos da las herramientas, pero cada país tiene que decidir si trabaja en un sistema educativo y de salud bien organizado, con metas claras y continuidad más allá de los cambios de gobierno. Necesitamos instituciones con objetivos sólidos. Para lograr eso, hace falta voluntad política y un compromiso ciudadano que no tenemos ni hemos tenido.

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