Oye, mi gente, la cosa se está poniendo fea por Dajabón. Los tigueres del comercio y la gente del barrio están alzando la voz porque el puente que conecta con Juana Méndez, allá en Haití, se está cayendo a pedazos. Con las lluvias que han caído, la crecida del río Masacre ha dejado ver unas grietas que dan miedo. Las columnas y todo eso están que se desbaratan de tanto uso y abuso.
“Esto no es nuevo. Llevamos años denunciando el estado del puente, pero nadie hace nada”, soltó Junnier Pierre, un pana haitiano que siempre recoge leña que trae el río. Según él, las autoridades se han hecho los locos con los gritos de la gente.
Por el lado dominicano del puente hay un letrero que dice: "Este puente está siendo intervenido por el gobierno". Pero los vecinos dicen que eso tiene más de tres años ahí y nadie ha visto un clavo o un martillo cerca.
La vaina es que los comerciantes están con el grito al cielo porque si ese puente se cae, se les tranca el juego. Y ni hablar de los que cruzan a pie o en carro todos los días, están con la zozobra de que en cualquier momento eso colapse.
Ver todo