Oye, manín, ¿tú sabes qué es lo que está pasando con la música que se usa en los reels, tiktoks y las historias? ¿Cómo se les paga a los dueños de las canciones por eso? La música no solo nos pone a sentir bacano, también mueve pilas de cuartos y trae problemas legales en esta era digital.
Mira, recientemente Eight Mile Style, que es la gente que maneja la música de Eminem, metió una demanda contra Meta, la compañía dueña de Facebook e Instagram. ¿Por qué? Por dejar que usen más de 240 canciones del rapero sin pagarles un chele, loco.
Esta vaina trae de nuevo una discusión que afecta a los artistas, las disqueras y las plataformas digitales: ¿qué pasa con la música que se usa en los reels, tiktoks o historias? ¿Cómo se le paga a los dueños de esas canciones?
Un duro, Herbert A. Simon, que ganó un Premio Nobel de Economía, dijo que "una gran cantidad de información crea pobreza de atención". Hoy en día, con tanta información por ahí, la atención de la gente es lo más valioso, óyelo bien.
Las plataformas digitales lo saben de sobra. TikTok, YouTube, Instagram y Facebook hacen su dinero agarrando nuestra atención: mientras más tiempo pasamos ahí, más dinero hacen con los anuncios.
Y aquí la música es clave, mi loco. Los videos y fotos con canciones pegajosas llaman más la atención, la gente les da más like y se vuelven virales.
Cuando la gente usa canciones, con o sin permiso, esas plataformas hacen su dinero con los anuncios que meten. Y ahí está el lío con la demanda de Eminem: están diciendo que Meta está haciendo dinero con la música del pana sin tener las licencias, clavando a los dueños de los derechos.
Las plataformas no se quedan tranquilas, no, han montado bibliotecas de música para que la gente le meta saoco a sus videos. También te dicen que usar canciones pegajosas te ayuda a tener más views.
Aunque la gente no paga por usar esas canciones en sus videos, las plataformas sacan su dinero de la atención que generan. Por eso, los artistas y los dueños de derechos quieren su tajada, ya que sus obras son parte del negocio de anuncios de esas plataformas.
Esto se llama "brecha de valor". La industria musical dice que plataformas como YouTube o TikTok han hecho su negocio con la música, pero les pagan una miseria a los creadores comparado con otros medios.
Según el Global Music Report 2018 de la IFPI, en 2017 YouTube y otros servicios con contenido subido por los usuarios tenían la mayor audiencia de música online (1,300 millones de usuarios), pero solo devolvieron $856 millones a los dueños de derechos. Mientras tanto, las plataformas de streaming de audio, con menos usuarios (272 millones), pagaron $5,600 millones.
La IFPI dice que esto pasa por huecos en las leyes y acuerdos chuecos que dejan a algunas plataformas pagar una miseria por el uso masivo de música.
Por esto, las grandes disqueras están apretando. Universal Music Group, por ejemplo, quitó su música de TikTok en 2021 y en 2023-2024 no renovó licencias hasta que le dieran mejores condiciones.
Con este lío, las plataformas están poniéndose las pilas. Están usando filtros automáticos que bloquean videos con música sin permiso, haciendo acuerdos de licencias globales con las disqueras grandes y limitando las canciones a ciertos países.
También se está hablando de modelos donde parte del dinero que genera un video con música vaya al artista. Están discutiendo licencias colectivas que permitan usar música en contenido de usuarios, pero con reglas bien claras.
Un punto clave es que haya más transparencia: que los artistas y dueños de derechos puedan decidir cómo se usan sus obras en contenido sin fines comerciales.
El caso de Eminem es más que una demanda por pilas de cuartos. Es un punto de quiebre sobre cómo manejar el uso de música en la era digital.
Las decisiones de los tribunales y los acuerdos globales que se negocien van a marcar el camino para un modelo que debe encontrar el equilibrio: que los artistas reciban lo justo sin pisotear la promoción que hacen los fans compartiendo contenido con música.
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