Oye, mira cómo es la cosa con el merengue, ese ritmo que nos pone a mover el esqueleto a todos los dominicanos. Dicen que la palabrita "merengue" apareció por primera vez en el país allá por 1854 en un periódico llamado 'El Oasis', pero tú sabes que la gente nunca se ha puesto de acuerdo en si eso es cien por ciento cierto.
El merengue se ha convertido en un símbolo de nosotros, gracias en parte al exdictador Trujillo, quien lo sacó de los barrios humildes para usarlo en su propaganda. Aunque el origen del merengue todavía es un misterio y hasta los cubanos y haitianos quieren decir que fue de ellos, un libro nuevo está tirando luz sobre este asunto.
En 2016, la Unesco reconoció al merengue como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Y no es para menos, porque artistas como Johnny Ventura, Wilfrido Vargas, Milly Quezada, Fernando Villalona y Juan Luis Guerra lo han llevado a todos los rincones del mundo.
El periodista y escritor Máximo Jiménez se dedicó a recopilar un montón de artículos viejos del periódico La Nación, que Trujillo mismo había fundado. Jiménez dice: "Encontré en ese diario debates muy interesantes de historiadores, músicos y escritores no ligados al merengue en los que, incluso, se decía que en Haití, en Cuba y Puerto Rico reclamaban el origen del ritmo".
Según Jiménez, esos escritos son importantes para entender cómo el merengue fue tomando forma con sus instrumentos básicos: la tambora, la güira y el acordeón, y cómo influyeron las culturas española y africana en su desarrollo.
Antes de los años 40, Trujillo se encargó de sacar el merengue de los rincones donde estaba escondido, porque era visto como una copia barata de la danza y cosa de gente sin educación. Pero él lo empujó hasta convertirlo en la música más popular del país, creando grandes bandas y organizando galas donde él mismo se ponía a bailarlo.
En 1942, un escritor dominicano llamado Ramón Marrero Aristy ya decía que el merengue del Cibao iba a "arrollar" a otros ritmos como la mangulina y el carabiné, que se tocaban más en el este y sur del país.
Para celebrar el centenario de la Independencia en 1944, Trujillo contrató a un musicógrafo gringo llamado J.M. Coopersmith, quien se dio un tour por el norte del país para recopilar música. Al final, grabó 78 discos con diferentes estilos de merengue y otros ritmos folclóricos.
El libro de Jiménez, que tiene 237 páginas y 20 fotos, muestra incluso a Trujillo bailando merengue con una joven tímida. Es la primera obra de la editorial Crónica. Y según el escritor dominicano Rafael Vidal, el merengue es "la música que nació en el corazón del pueblo al conquistar su libertad".
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