En el primer trimestre del 2025, se registraron 1,640 denuncias por delitos sexuales, incluyendo 200 por acoso sexual.
"Andas desnuda por todo el internet" fue lo que le dijeron a Lola, dejándola en shock. Así fue que se enteró de que su cara fue usada digitalmente sobre cuerpos desnudos en poses sexuales explícitas, regándose sin control por las redes sociales, grupos de WhatsApp y páginas clandestinas de contenido adulto.
Su imagen y su identidad se volvieron mercancía en línea, expuestas al morbo de miles, sin su permiso, sin defensa. De repente, ya no se pertenecía: era propiedad del tráfico anónimo de fotos robadas y manipuladas con inteligencia artificial, lo que se ha convertido en una pesadilla moderna para las mujeres, difundidas sin ningún control, dañando su reputación, socavando su autoestima y generándoles miedo constante.
Lola es bailarina, modelo y masajista. Ella se busca la vida con esas tres pasiones, con arte, fuerza y orgullo. Nunca le dio vergüenza ser dueña de sí misma, hasta que vio esas imágenes. "Era mi cara, mi expresión, pero no era yo, era montado. Me doy a respetar y hago mi trabajo con respeto, pero siempre hay personas que, no importa lo que hagas, te creen otra cosa", le contó a Diario Libre.
Hasta el día de hoy, esta joven sigue siendo víctima de acoso sexual en línea, simplemente por el trabajo que realiza. Hombres que nunca ha visto le escriben buscando favores sexuales que ella nunca ha ofrecido. Su cuenta de Instagram es un flujo constante de mensajes obscenos: "Quiero cogerte, agarrarte por el pelo", "Estás buenísima, mami", "Dame una probadita".
Los ataques no se limitan al país. Desde México, España y otros lugares del mundo, extraños le envían fotos explícitas, solicitan sexo virtual, masturbación y videos íntimos. Para Lola, el espacio digital, que debería ser una herramienta de trabajo y comunicación, se ha convertido en un campo minado, donde el acoso es diario, invasivo y, sobre todo, impune.
Solo en el primer trimestre de 2025, la Procuraduría General de la República registró 1,640 denuncias por delitos sexuales; de ellas, 200 por acoso sexual (un promedio de dos personas por día) y 529 por agresión sexual (cerca de seis personas diarias).
Pero las estadísticas se quedan cortas, porque muchas víctimas no denuncian, ya sea por vergüenza o porque entienden que ya es parte de la normalidad con la que se maneja internet. "Cuando estás en esta profesión, lamentablemente te acostumbras. En esta cultura machista, que tanto nos sexualiza", indicó Lola. Dijo que, así como ella, algunas de sus compañeras han sido víctimas sin provocación alguna.
Un estudio del Centro de Investigación para la Acción Feminista (Cipaf) revela la alarmante magnitud de la violencia sexual en línea contra las mujeres, siendo la agresión más común los comentarios sexuales ofensivos en internet, presentes en el 55% de 1,211 casos reportados. Le siguen el chantaje con la difusión de fotos o videos íntimos (16%) y la presión para enviar imágenes desnudas (16%), mostrando cómo la explotación de contenido íntimo se convierte en un arma de control y extorsión.
"Imagínate, denunciarlo es más un proceso largo; eso uno se lo deja a los famosos que lo toman en cuenta por la relevancia. Y aunque puedas denunciar, otros siguen escribiendo desde otros lados con más cuentas falsas y creando más. Mi cuenta es pública; soy modelo, bailarina, es mi trabajo y vivo de esto, pero no le da el derecho a nadie de hacer esas cosas", puntualizó Lola.
Aunque no hay agresiones físicas, el daño a la dignidad y seguridad de las víctimas es profundo, agravado por una cultura machista que justifica estos ataques con el falso argumento de que "lo que muestra es lo que vende".
En la República Dominicana, aunque se han dado pasos importantes para modernizar la legislación contra la violencia digital, estos avances están estancados. La Ley 53-07, vigente desde hace varios años, penaliza delitos tecnológicos como fraudes, accesos ilícitos y difamación en línea, pero no contempla el ciberacoso, una problemática cada vez más frecuente y preocupante.
Más de dos años y cinco meses han pasado desde que el Poder Ejecutivo sometió al Congreso Nacional la Ley Orgánica Integral sobre Violencia contra las Mujeres, que tipifica y sanciona cuatro tipos de acoso en razón de género, agravado, callejero y ciberacoso.
Esta ley incluye todas las formas de violencia, con especial énfasis en la violencia digital y de género en línea, pero aún permanece detenida. La ausencia de una legislación moderna frente al ciberacoso mantiene a miles de mujeres desprotegidas frente a una violencia que evoluciona sin freno.
Desde el Tribunal Constitucional han destacado la urgencia de una legislación específica para sancionar el ciberacoso, resaltando la falta de estudios criminológicos y estadísticas eficientes sobre este fenómeno en el país.
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