El Inposdom cogió 131 millones de pesos de enero a junio de 2024. Diario Libre quiso ver si la cosa funciona bien y mandó cuatro paquetes pa’ probar.
El Inposdom, que es de lo’ gobierno, se encarga de mover cartas, paquetes y hasta mandá dinero. En el 2024, se lambieron 561.1 millones de pesos del Gobierno Central. Todo ese menudo, que viene de los impuestos, se usa pa' que el correo funcione. Pero, ¿realmente está funcionando bien?
Diario Libre se puso creativo y mandó cuatro paquetes: uno pa' España, otro pa' Santiago, uno pa'l campo y otro aquí mismo en la capital.
Fuimos al Inposdom, que está en el malecón al ladito de pasaportes, y nos dijeron: "Va a tardar de 20 a 25 días laborables. Cuesta 250 pesos".
Queríamos mandar un sobre pa' España con el sello de Diario Libre y que decía "información confidencial". Y aunque es pa’ fuera, solo piden 250 pesos.
Después de llenar unos papeles, un tipo nos dice: "Tenemos que abrirlo todo. Tenemos que ver qué estamos enviando".
Nosotros le dijimos: "Pero no lo abran, ya está sellado. Es ilegal abrir cartas". Pero aquí no se juega con eso, no es como en España. Aquí eso de abrir cartas no es ilegal, según el tipo.
Al final, no lo abrieron por buena fe. Viene una mujer y dice: escriba ahí que son unos documentos y firme ahí abajo. Al lado, un tipo trae otra carta pa' Estados Unidos. Hacen lo mismo, chequean adentro y después la sellan.
Pagamos el envío pa' España y fuimos a la ventanilla de envíos dentro del país. "Tarda entre 5 a 8 días en llegar", nos dice una trabajadora.
Mandamos un vaso de vidrio envuelto en papel burbuja dentro de una caja vacía de un aparato. Pero nos dicen que "hay que abrirlo". Como es algo más grande, no se quedó intacto.
"No solo lo abrimos nosotros, la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) también lo abrirá", dice el tipo al lado. Se levanta y va donde una chica de la DNCD pa’ chequearlo.
Después de eso, otra mujer sale y pregunta: "¿Usted entiende que puede romperse? No utilizamos diferenciación de envíos frágiles". Nos cobran 145 pesos.
Decidimos mandar un libro pa' Higuey y una carta aquí en la capital. Todo es el mismo protocolo.
"¿Qué hay dentro?", preguntan. "Un libro", "una carta", respondemos.
Llenamos los papeles, revisan, lo pesan y nos dicen el precio: 145 pesos cada uno.
Al día siguiente, sorpresa, el libro llega a las 12:40 p.m. en buen estado. A Higuey no tardó ni 24 horas. Parece que pa'l campo la cosa funciona bien.
El libro llegó sin daños, en tiempo récord.
Los envíos los hicimos el 20 de febrero. Ocho días después, nos dicen que el paquete a Santiago llegó. El vaso llegó intacto, sin daños.
Pero pasan los días y la carta a Santo Domingo no aparece. Después de 11 días, la damos por perdida.
Y 20 días después de hacer los envíos, no sabemos nada del sobre a España. Esos documentos confidenciales se perdieron en algún lao'.
El resultado del experimento es agridulce. La mitad de los paquetes llegaron. El de Higuey fue rápido. El de Santiago tardó un poco más de una semana.
Pero la carta a la capital y el sobre pa' España se perdieron en algún punto.
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