En el mundo musical donde las canciones siempre siguen la misma receta —estrofa, coro, puente, coro final—, hay temas que se atreven a romper el molde y buscar nuevas formas de contar historias. "Happiness Is a Warm Gun" de The Beatles, "Bohemian Rhapsody" de Queen y "Paranoid Android" de Radiohead no solo se pusieron creativos, sino que llevaron la música a otro nivel, llenándola de emociones y sonidos únicos. Son tres épocas diferentes, tres bandas distintas, pero con el mismo propósito: usar el collage como forma de narrar en la música.
Vamos a ver cómo estos tres temazos, aunque de tiempos, géneros y estilos diferentes, tienen algo en común: el collage musical como una expresión profunda y complicada.
En apenas dos minutos y medio, John Lennon y su grupo arman tres partes totalmente diferentes. Empieza con una balada tranquila, pasa por un pedazo psicodélico y termina con una coda irónica al estilo doo-wop. Cada parte tiene su propio estilo en melodía, armonía y letra, uniéndose en una experiencia teatral y un poco inquietante. Aquí no hay repeticiones ni coro: solo un viaje musical bien compacto.
Cantada por el legendario Freddie Mercury, "Bohemian Rhapsody" es vista como una de las canciones más osadas del rock. Esta obra de seis minutos evita cualquier coro tradicional. Desde la balada al piano, pasando por la parte operática y una explosión de hard rock, hasta llegar a un final melancólico, "Bohemian Rhapsody" es como una mini ópera. Cada parte trae una emoción diferente, sin mirar atrás. Es lineal en su avance, pero gigante en su impacto.
Llamada la "Bohemian Rhapsody del rock alternativo", "Paranoid Android" también se parte en varias secciones. Empieza con una melodía acústica tranquila, pasa a guitarras distorsionadas llenas de desesperación, introduce un puente coral casi místico y termina con una parte oscura y abrupta. Radiohead crea aquí un sonido denso que refleja angustia existencial y una emoción fragmentada.
Este tipo de canciones tiene sus raíces. "A Day in the Life" (1967) de The Beatles ya mostraba una estructura parecida. Paul McCartney siguió con "Band on the Run" (1973), y Led Zeppelin con "Stairway to Heaven" (1971) nos dio otro ejemplo de cómo progresar sin repetir. El rock progresivo se enamoró de este estilo: Genesis, Yes, Pink Floyd y Rush lo hicieron suyo. En los últimos tiempos, temas como "Jesus of Suburbia" de Green Day (2004), "Blackstar" de David Bowie (2016) y algunas obras de Spinetta y Soda Stereo en Latinoamérica han explorado ese mismo camino.
A pesar de su complejidad técnica, estas canciones se destacan por contar una historia completa con su música. No son canciones de fondo, sino piezas que requieren que uno le ponga atención y tiempo. En un mercado lleno de estímulos cortos, estas obras apuestan por la profundidad artística.
"Happiness Is a Warm Gun", "Bohemian Rhapsody" y "Paranoid Android" son más que himnos. Son narraciones, arquitecturas musicales que rompieron las reglas para contar historias complejas, sin pedir permiso.
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