En medio de la movida del 'MeToo', Depardieu se dio cuenta que no todo se le permite, ni siendo un tiguerazo del cine. La carrera de Gérard Depardieu está en líos por la condena por agresión sexual que le cayó este martes y por más de veinte denuncias que tiene encima. En Francia, aunque ya están acostumbrados a sus loqueras y excesos, están empezando a mirar raro al que era uno de los más duros del cine.
El tipo tiene 76 años y casi 250 películas en su haber, se ha hecho famoso por ser el "niño terrible" y por pensar que nadie lo puede tocar, pero eso se le viró en contra, porque como él mismo dijo en el juicio, "su tiempo ha pasado".
En medio de la movida del 'MeToo', Depardieu se dio cuenta que no todo se le permite, ni siendo un tiguerazo del cine que la gente aplaudía por sus películas, pero ahora está en el ojo del huracán por su forma de tratar a las mujeres.
Hasta hace poco, Depardieu era una gloria nacional, con pilas de éxitos en cine y televisión, como 'Cyrano de Bergerac', '1900', 'Le dernier métro' o 'Danton'. Aunque sigue actuando, ya no lo hace con la misma velocidad de antes.
Desde que comenzó en el año 1966, ha trabajado con casi todos los capos del cine europeo, como François Truffaut, Jean-Luc Godard, Bernardo Bertolucci, Alain Resnais o Andrzej Wajda, y hasta ha hecho sus pinitos en Hollywood con Ridley Scott o Peter Weir.
Se ha ganado el César (dos veces), el Globo de Oro, la Palma de Cannes y premios por su carrera en los festivales de Venecia y el Lumière.
Pero también ha armado un tollo con sus locuras, su 'exilio fiscal' en Bélgica para pagar menos impuestos, sus halagos al presidente ruso, Vladímir Putin -que le dio la nacionalidad rusa- y su conocido amor por el trago.
El primer lío sexual de Depardieu salió en 1991, cuando la revista Time sacó una entrevista de 1977 donde él, hablando de su adolescencia difícil, mencionó que había estado en "muchas violaciones", y decía que "no hay nada de malo" porque "las chicas querían ser violadas".
Esas palabras armaron un lío en EE.UU. y al parecer le cerraron las puertas para ganar el Oscar al mejor actor por 'Cyrano de Bergerac'. En ese entonces, los medios franceses y hasta el ministro de Cultura, el socialista Jack Lang, le hicieron coro defendiéndolo ante lo que llamaron "un ataque orquestado".
Décadas después, una avalancha de denuncias y testimonios públicos, que comenzó en 2018 con la llegada tardía a Francia del movimiento 'MeToo', cambiaron las cosas poco a poco.
En octubre de 2023, mientras avanzaban algunos casos legales en su contra, el actor publicó una carta abierta en Le Figaro para decir que es inocente y lamentar que sus conciertos musicales eran abucheados sistemáticamente por grupos de mujeres.
Desde entonces, nuevas denuncias y la divulgación de imágenes de un documental grabado en 2018, donde Depardieu hacía comentarios bien pasados de tono sobre una niña norcoreana de unos diez años, lo hundieron aún más.
Amigos y familiares del actor acusaron a la televisión pública francesa de manipular las imágenes y el sonido, pero una investigación judicial demostró que la información era verdadera, e incluso que el montaje final había dejado fuera las frases más escabrosas.
En medio del lío, en diciembre de 2023, la actriz Anouk Grinberg, que estuvo en 2021 en el rodaje de 'Les Volets Verts' (donde ocurrieron los hechos sentenciados hoy) lamentó en entrevistas y artículos la "omertá" del cine francés.
Grinberg aseguró haber visto a Depardieu "tocarles las nalgas a las mujeres, los senos, el sexo, todo mientras bromeaba". Y señaló especialmente a las estrellas más famosas, cuya voz tiene más peso: "No puedo entender el silencio, sé que han sido testigos".
"Depardieu era un monstruo sagrado del cine francés y todo el mundo le ha permitido convertirse en un monstruo", lamentó.
Una tribuna firmada por más de cincuenta personalidades de la cultura en lengua francesa salió en defensa del actor, denunciando el "torrente de odio" que no respetaba su presunción de inocencia.
Figuras como Carole Bouquet, Charlotte Rampling, Carla Bruni o Victoria Abril firmaron esa tribuna, aunque varias de ellas después lamentaron haber participado.
También se pronunció el propio presidente Emmanuel Macron, quien declaró a la televisión pública ser un "gran admirador" del actor y rechazó quitarle la Legión de Honor, según él porque la gran condecoración francesa "no está para hacer la moral".
Tanto Macron como los firmantes de la tribuna fueron muy criticados. Organizaciones feministas les recordaron que todas las denuncias contra Depardieu vienen de mujeres sin fuerza pública: actrices jóvenes al inicio de sus carreras o trabajadoras de especialidades técnicas, nunca de las grandes estrellas.
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