Cómo lidiar con una mai que te hace daño
No to’ las mai son "buenas mai", loco. He tenido panas en consulta que me dicen que sus mai los dejaron botados, los maltrataron, abusaron de ellos y los manipularon, unas narcisistas que les hicieron la vida un cuadro. Uno piensa que to’ las mai tienen que ser amorosas y cuidadoras, pero a veces no es así.
Aceptar que tu propia mai te hizo daño no es fácil, eso duele pilas. Uno siempre busca excusas: "Hizo lo que pudo", "estaba estresada", "yo fui un carajito difícil".
Pero ¿qué tal si ese maltrato emocional que viviste por parte de tu mai fue real y nunca te atreviste a llamarlo por su nombre? Muchos aprendimos a callar para "no ser malos hijos", a cuidar la imagen de la mai aunque eso nos traicione a nosotros mismos. Nos enseñaron que la mai es sagrada, que no se equivoca y que aunque sea maltrato, está bien si viene de ella.
Pero negar lo que viviste solo sigue el mismo lío. Porque si no reconoces que tu mai te ha herido, no sanas, y ese dolor te afecta en tus relaciones, tu autoestima y hasta en cómo crías a tus hijos.
Y sí, se puede querer a la mai y al mismo tiempo reconocer que te falló. No es traición. Es ser honesto contigo mismo. A veces, aunque duela, hay que alejarse. Porque si ella sigue haciéndote daño, humillándote o manipulándote, necesitas poner límites. No es dejar de quererla o no ayudarla, sino parar el daño.
Hay una lealtad invisible que muchos cargamos: la idea de que tenemos que aguantar lo que sea "porque es mi mai". Pero esa lealtad mal entendida te hace cómplice del mismo dolor que te está destruyendo.
Se vale marcar distancia, aunque duela, como un acto de amor propio. Y también de amor hacia ella, porque le pones un alto a ese ciclo que tal vez ella misma repite por sus propias heridas.
Aceptar la verdad no te hace mal hijo/a, te hace maduro/a. Es poder ver a tus padres como son, humanos, imperfectos, sin endiosarlos ni odiarlos. Perdonarlos y aceptarlos como son. Solo viéndolos con claridad puedes tomar decisiones que cambien tu historia, para no repetirla.
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