Los conectores discursivos: el truquito de los tigueres que saben comunicarse bien
Óyeme, hablar y escribir es como armar un rompecabezas. Las palabras se pegan una con otra y se vuelven oraciones; las oraciones se juntan y se vuelven párrafos, textos, discursos, conversaciones... Tú sabes, eso es un lío de conexiones, desde un simple y educado ¡buenos días! hasta esos libros pesados como el Quijote. Todo en la lengua se construye pedazo a pedazo. Tener la habilidad de unir esas piezas para decir lo que uno quiere de una manera clara es parte de lo que hacen los tigueres que saben hablar bien.
Si tenemos más piezas, y si sabemos distinguir los matices, nuestro rompecabezas va a quedar más chulo, más bonito, más expresivo. Por eso es importante que nos pongamos a ampliar nuestro vocabulario, aprender más palabras y entender mejor qué significan y cómo se usan.
Dentro de todas esas piezas que forman el vocabulario de un idioma, hay un grupo que mucha gente se olvida, pero que es bien importante. Son los conectores discursivos, como dicen los que saben de gramática.
Son palabras, o grupos de palabras, que tienen un rol clave: unir lo que acabamos de decir con lo que vamos a tirar después. Son necesarios para armar nuestro discurso, organizarlo y darle sentido. La gramática los organiza según su significado, y nosotros vamos a seguir esa línea.
Si queremos añadir algo a lo que ya dijimos o precisar un poco más, usamos un conector aditivo: "Leer es divertido; además, enriquece nuestro vocabulario. Es más, ensancha nuestro mundo."
En este ejemplo, los conectores son "además" y "es más". Ellos conectan la información previa con la que añadimos. ¿Quieren enriquecer su manera de expresarse? Prueben a usar otros conectores del mismo tipo: asimismo, de hecho, igualmente, por otro lado, por si fuera poco. No van a perder nada, de hecho, van a salir ganando.
Si además de añadir información, queremos contraargumentar, usamos conectores adversativos: "Mientras más lean, mejor; ahora bien, no se trata de leer cualquier cosa."
El conector "ahora bien" hace su trabajo de enlace entre la primera información y la segunda, y también le da un toque de oposición que la limita o concreta. ¿Quieren llenarse de conectores adversativos? Prueben con "en cambio", "no obstante", "sin embargo", "por el contrario". Les van a ser útiles y van a mejorar la calidad de su expresión; no obstante, no se pasen de la raya: nunca es bueno abusar.
Cuando quieran decir que la información que acaban de soltar se pierde o no tiene tanto peso, ahí es bueno usar conectores concesivos: "Se lee poco en nuestro país; con todo, se aprecia cierta mejoría."
El conector "con todo" conecta las dos frases; concede que la primera es cierta, pero añade que ha podido matizarse o superarse. ¿Quieren más conectores concesivos para darle sazón a su expresión? Prueben con "aun así" (ojo, en este caso "aun" no lleva tilde), "de todos modos" o "en cualquier caso".
Hoy nos hemos metido un poco en el mundo de los conectores; en cualquier caso, solo nos van a ser útiles si los hacemos parte de nosotros. De hecho, en esta Eñe tienen unos cuantos; aun así, está en su mano sacarlos y ponerlos a trabajar en sus textos.
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