"Con 'fervor y cultura', empieza la corrida de toros tradicional en El Seibo"

El show de toros de El Seibo, que forma parte de las fiestas patronales pa' la Santísima Cruz, comenzó ayer con un corito bien prendido. Aunque la lluvia hizo que la cosa arrancara más tarde de lo previsto, a las 5:20 ya el estadio estaba a reventar, lleno de jóvenes emocionados.

Este evento, que lo organiza la Hermandad de Fervorosos de la Santa Cruz, dura una semana entera con corridas diferentes cada día. Se presentan seis toros diarios que son prestados por la Central Romana Corporation, y lo mejor es que no los matan ni los maltratan.

Los toreros jóvenes andaban bien pinta'os con su ropa parecida al "traje de luces" de España: chaquetas con ribetes, camisas blancas, corbatas, pantalones ajustados, gorrilla negra y, por supuesto, la "muleta" roja pa' guiar al toro.

"En El Seibo dicen ¡oleeee!", se escuchaba en el público mientras los toreros hacían su arte frente a los toros. Cada toro le daban cinco minutos en el ruedo.

Julio César Hernández, que lleva 45 años en esto, dijo que lo que más le gusta es mantener viva esta tradición única en el país. "Se necesita adrenalina, valor y mucho deseo pa' estar en la arena", comentó.

Otro torero, Wilson García Hernández, que lleva cuatro años en el ruedo, confesó que no le tiene miedo al peligro. "Me gustan y me encantan los toros, me crié viéndolos", dijo, y aunque un toro le rompió la ropa, él asegura que "no tiene miedo".

Rubén Castro, uno de los más jóvenes, recordó que desde niño iba a ver las corridas. "Me inspiré en eso y desde los 17 años quise ser torero. Hoy ya tengo tres años en esto y lo disfruto al máximo", contó.

Aunque la cosa estuvo más o menos tranquila, un joven que entró en la segunda corrida fue herido por un toro y lo llevaron rápido a un centro médico. Mientras cambiaban de toro, la orquesta de la Policía Nacional ponía música típica pa' mantener el ambiente alegre.

Como es costumbre, con el sexto toro dejan que los jóvenes del público se metan al ruedo pa' vivir la experiencia, siempre bajo supervisión.

Luis Graveley, de la Hermandad organizadora, señaló que esta es la única corrida del Caribe donde no se sacrifica al toro. "Cuando el toro se cansa, se le enlaza y se retira. No vuelve a ser toreado hasta el año siguiente", explicó.

También anunció que para octubre esperan tener lista una nueva plaza de toros con ayuda del Ministerio de Turismo. "Esperamos que este sea el último año en esta barrera improvisada. El próximo mayo ya estaremos en nuestra nueva plaza, con más condiciones y seguridad, si Dios lo permite", dijo.

El evento, que cada año atrae a mucha gente y turistas de aquí y de fuera, tiene el apoyo de la Iglesia católica, autoridades locales, patrocinadores y varias instituciones.

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