Cómo la vaina de la discoteca "Jet Set" ha cambiao' la vida nocturna en RD

La caída del Jet Set: un golpe duro pa' la industria del entretenimiento local. ¿Cómo afecta esta tragedia a los eventos locales? Artistas y productores hablan

La madrugada del 8 de abril de 2025 se quedó grabada en la mente de todo el mundo como uno de los momentos más tristes en la historia reciente de la República Dominicana. Lo que iba a ser una noche de fiesta en el famoso centro de diversión Jet Set Club, se volvió una pesadilla: el techo se desplomó durante una presentación del merenguero Rubby Pérez, llevándose su vida y la de otras 234 personas, dejando además a cientos de heridos. Desde entonces, la industria del entretenimiento está de luto y en un proceso de reflexión y cambio.

Por más de 50 años, Jet Set fue el lugar obligado del entretenimiento en Santo Domingo. Conocido por sus "Lunes de Jet Set", el sitio juntaba semanalmente a orquestas famosas, artistas internacionales, políticos, empresarios y a to' el que le gusta la música bailable. Antonio Espaillat, el dueño, que también dirige una importante red de medios, siempre tenía acuerdos con artistas y promotores pa' asegurar una cartelera variada y de calidad. Su caída, tanto literal como simbólica, ha dejado un vacío difícil de llenar.

Más allá del drama humano, esta tragedia ha tenido un fuerte impacto en la industria del espectáculo, tanto a nivel operativo como psicológico. En una entrevista reciente con Diario Libre, el cantante y compositor Prince Royce señaló que debe haber cambios.

"Definitivamente va a haber un cambio, un antes y un después tras lo que pasó en Jet Set. Antes, los artistas revisaban el escenario, el sonido, pero no pensaban en verificar la estructura. Ahora hay que hacerlo."

"Ahora, a nivel de producción, de promotores o quien sea que contrata un artista, habrá que revisar eso bien antes de aceptar un show, de subir a la tarima y asegurarse de que todo esté bien. No solo para el artista, sino para los fans, para todo el mundo que está disfrutando de un concierto", añadió.

Amable Valenzuela, un productor artístico, confirmó que después de la tragedia, su empresa ha cancelado o pospuesto varios conciertos, incluyendo el evento Bachata de Madre, con El Chaval y Joe Veras. Dice que tanto el público como los artistas están asustados.

En esa misma línea, el empresario Raphy D' Oleo describió lo que pasó como "un hecho transversal" que sacudió a toda la sociedad dominicana:

"Ya se nota una disminución en la asistencia del público a eventos y lugares de diversión. La gente está temerosa. En el largo plazo, esto quedará como una marca indeleble: al llegar a un centro de diversión, las personas van a comenzar a mirar techos y paredes con desconfianza."

Frente a esta crisis, los tres productores coinciden en la necesidad urgente de revisar los protocolos y las infraestructuras. Para el empresario Luis Medrano, es fundamental establecer normativas claras y cumplir con estándares internacionales:

"Hay techos que se usan como aforo sin inspección alguna. Eso es de alto riesgo. Hay que hacer un levantamiento nacional y trabajar con las autoridades y expertos en seguridad."

Valenzuela fue enfático en la responsabilidad compartida:

"Todos los que vivimos de la producción de eventos, junto con los dueños de locales, debemos mostrar un mayor interés en las condiciones estructurales de los espacios."

D' Oleo, por su parte, alertó sobre la falta de capacidad del sector privado para actuar por sí solo en materia de seguridad:

"La industria no tiene mecanismos formales para implementar protocolos. Eso corresponde al Estado: Obras Públicas, las alcaldías, las entidades reguladoras. Si no hay voluntad política, nada va a cambiar."

Asimismo, advirtió sobre la pasividad de muchos artistas dominicanos ante temas de seguridad:

"Los artistas no van a sacrificar su fuente de ingresos por responsabilidad social. No van a exigir protocolos por sí solos. Esa es una realidad que también hay que afrontar con seriedad."

Luis Medrano expresó su preocupación sobre la pérdida de confianza internacional:

"La confianza puede verse afectada inicialmente, pero si la industria responde con acciones concretas y transparentes, es posible recuperarla 100 %. No fue un fallo del dispositivo de seguridad en un concierto, sino una falla estructural previa."

No obstante, D' Oleo ofreció una visión más matizada:

"Los artistas internacionales probablemente no se vean tan afectados, ya que actúan en lugares con cierto nivel de garantía estructural como el Teatro Nacional, el Hotel Jaragua o Lungomare. Pero las discotecas de mediano o bajo nivel sufrirán un golpe severo. El público evitará estos espacios por miedo."

Además, destacó que los eventos al aire libre podrían verse beneficiados:

"Las personas ahora asocian diversión en espacios cerrados con riesgo físico. Esa asociación no desaparecerá fácilmente. En contraste, los eventos al aire libre podrían tener mejor respuesta del público."

Para Medrano, esta tragedia debe verse como un punto de inflexión: "Debemos poner la seguridad y el bienestar por encima de la rentabilidad. Es momento de modernizar la industria y profesionalizarla."

Valenzuela coincide en que el sector debe actuar con responsabilidad: "Hay que cumplir con las reglas y entender que la vida se pierde en segundos. No todo el dinero se gana. Hay que ser menos materialistas y más humanos."

D' Oleo propone una transformación estructural más amplia:

"Hay que repensarlo todo: desde la infraestructura física, hasta la forma de divertirnos. Además, urge regular los niveles de sonido. No puede seguir habiendo una permisividad total sobre los decibeles que emite una discoteca o un bar."

También planteó que el fortalecimiento real de la industria debe apoyarse en nuevas alianzas estratégicas:

"Las Joint Ventures entre artistas y dueños de negocios podrían facilitar el acceso del público a los eventos, especialmente ahora que el poder adquisitivo está severamente reducido."

El impacto emocional también ha sido profundo en el gremio artístico. El cantante Marel Alemany expresó:

"Pudo ser cualquiera de nosotros. Ese techo no se cayó solo sobre las personas que murieron; se cayó sobre el alma de la música dominicana."

"Jet Set era el lugar de diversión más importante para distintas clases sociales. Lo que pasó fue un golpe al corazón del entretenimiento."

El colapso del Jet Set obliga a repensar toda la vida nocturna dominicana. En Santo Domingo, pocos locales ofrecían las condiciones de este emblemático espacio: historia, ubicación, capacidad y fidelidad del público. El vacío que deja es estructural, emocional y simbólico.

Sin embargo, desde la tragedia puede surgir una industria más segura, más humana y más profesional. El camino será largo, pero ya se dio el primer paso: reconocer que el entretenimiento no puede seguir construyéndose sobre estructuras frágiles —ni literal ni figuradamente.

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