"Carajitos que sufren abuso por familia: ¿cómo enseñarles a los muchachos a ver el peligro?"

Oye, te voy a contar lo que está pasando en el barrio. La situación está fea con los casos de abuso sexual a menores. Es que como dice el dicho: "En la confianza es que está el peligro". Cada vez se oyen más historias de tíos, primos, abuelos y hasta padres y padrastros que están haciendo vainas malas con los niños.

Mira, en lo que va del 2025 ya han salido varias condenas en distintas provincias del país. Esa es la triste realidad que está afectando a nuestra gente, y no solo aquí, sino en todo el mundo. Los desgraciados esos usan amenazas y manipulación para que los chamaquitos no digan nada.

Por ejemplo, en Hato Mayor, el tribunal le metió 10 años a dos tigres por violación y abuso sexual. Uno de ellos violó a su propia hija de 12 años, y la pobre tuvo que ser operada porque quedó embarazada de 13 semanas. El otro abusaba de su hijastra de 10 años, la tocaba y hasta le pegó una enfermedad.

En María Trinidad Sánchez, otro tribunal le dio 20 años y una multa de 200 mil pesos a un tipo que obligaba a su sobrinita de 13 años a tener relaciones con él bajo amenaza de muerte. Todo eso pasaba mientras la familia dormía.

Otro caso en San Cristóbal, una madre denunció a su hermano porque su hija de 8 años le dijo que el tipo la tocaba cuando la dejaban en casa de la abuela. El tribunal le dio 10 años.

Y en Montecristi, un hombre violó y embarazó a su hijastra de 11 años. El tribunal lo condenó a 20 años. En Samaná también hay historias similares con padrastros abusando de niñas de 5 y 8 años, y uno de ellos solo recibió 5 años.

La psicóloga Clarissa Guerrero dice que siempre hay que creerle a los niños cuando denuncian abuso. "Siempre la palabra del niño o joven debe prevalecer ante cualquier duda". Eso es importante porque si no les creen, el daño puede ser peor que el abuso mismo. Además, dice que hay que enseñarles a los niños a nombrar sus partes íntimas sin tabúes, para que puedan hablar si alguien les hace daño.

Los padres tienen que enseñarles a los niños sobre la privacidad y que deben contar si alguien los hace sentir incómodos. Es importante que sepan que sus padres siempre estarán ahí para protegerlos.

Los niños abusados pueden sentir enojo, culpa o tristeza. Guerrero explica que a veces el cuerpo puede sentir algo placentero, pero emocionalmente saben que está mal, y eso les causa culpa. Por eso es crucial que su voz sea escuchada y validada.

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