El Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot se encendió con el flow de la música cristiana
El Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot estaba encendío la noche del sábado pasado, en respuesta a lo que cada persona allí presente sintió mientras gozaban del show musical en escena de Barak, el corito dominicano cristiano más pegado a nivel internacional ahora mismo.
Ya van once años desde su primera vez en Puerto Rico –eso fue en el 2014– y el famoso trío compuesto por Robert Green, Angelo Frilop y Janiel Ponciano, se siente comprometido con el público puertorriqueño, porque fue precisamente aquí donde por primera vez los recibieron con tanto cariño fuera de casa.
Barak volvió al escenario apenas una semanita después de romperla en el Prudential Center de New Jersey, como parte de su gira "Dios fuerte tour".
Con su estilo hablador, empático y vibrante –su sello personal–, el cantante le recordó al público lo que había dicho horas antes en una entrevista con Florencia García Melazzo del periódico El Nuevo Día: "Puerto Rico es un lugar demasiado especial para nosotros, porque nos han recibido con los brazos abiertos desde hace ya más de 10 años".
Y no es para menos. El grupo tiene un récord de conciertos duros en este escenario desafiante, con cinco presentaciones a reventar.
Si en el Prudential Center de New Jersey la gente aplaudió fuerte cuando trajeron a Juan Carlos Rodríguez (Tercer Cielo) como invitado especial, el show en el Choliseo no se quedó atrás, cuando Marcos Yaroide subió al escenario para comenzar un segmento bien especial.
Antes de eso, Green cantó Bondad de Dios, y luego presentó a Yaroide para dar paso a Todo se lo debo a él. Siguieron con Todo va a estar bien, y con las notas de Cúbreme, las luces "descubrieron" a Lilly Goodman, una dura de la música cristiana que cerró su participación con Al final, junto a Rober y la banda.
La buena vibra que transmite su cantante líder –acompañado por Frilop y Ponciano, y una banda donde también tocan Josué Capel (guitarra) y David Nolasco en la batería–, cuando la noche llegó a su final, el Choliseo se apagó, pero no sin antes recordarles que cada vez que vuelvan, Puerto Rico los va a recibir como si estuvieran en su propia casa.
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