Aída Trujillo, la "oveja negra" que lloró cuando se dio cuenta del dictador que era su abuelo

Aída Trujillo: "Lloré inconsolablemente" al descubrir quién fue realmente mi abuelo

Oye, mira, en una entrevista que Aída Trujillo dio a la agencia EFE, y que Diario Libre repitió en 2011, ella contó cómo se quedó en shock cuando supo de los crímenes del régimen de su abuelo Trujillo y cómo eso la llevó a romper con su legado familiar. "Lloré inconsolablemente en el hotel", así mismito lo dijo Aída cuando por fin entendió el tamaño del lío que armó su abuelo, Rafael Leónidas Trujillo. Fue en una visita a Santo Domingo en el 1975 que, por pura curiosidad, entró a una librería y compró unos cuantos libros sobre la dictadura. No estaba lista pa' lo que encontró.

Aída Trujillo Ricart, la nieta del dictador dominicano y la hija mayor de Ramfis Trujillo, murió el 7 de junio a los 72 años. Ella soltó esas declaraciones en una entrevista con EFE, que Diario Libre sacó el 29 de mayo de 2011, justo cuando se cumplían 50 años desde que ajusticiaron al dictador.

Ella se veía a sí misma como la "oveja negra" de los Trujillo y contó que el descubrimiento la sacudió tanto que hasta renegó de Dios y se metió en el comunismo como una forma de rebeldía. Desde esa ruptura, empezó a escribir sobre su infancia y su familia, lo que eventualmente llevó a su obra más famosa y polémica: A la sombra de mi abuelo.

Para Aída, el régimen de su abuelo, aunque fue una desgracia, dejó una lección pa' todo el mundo. "Tal vez ese período pueda considerarse un aprendizaje necesario", dijo, "para saber que no es necesaria una dictadura para que un país funcione". También en la entrevista, ella habló de su distancia con otros del clan, especialmente su tía Angelita Trujillo, la hija menor del dictador. "Me aburre", dijo sin filtro sobre el libro Trujillo, mi padre, en mis memorias, donde Angelita pinta a su papá como un santo. "Habla de su papá como una hermanita de la caridad, cuando las evidencias dicen lo contrario". "Nunca nos hemos llevado bien. Para mí, nunca ha sido como tía", agregó.

Aída siempre decía, "No soy mi apellido. Soy Aída Trujillo, una persona individual, independiente dentro de unas normas libres. Nací de un hombre de apellido Trujillo y de una mujer de apellido Ricart".

Aída Trujillo murió el 7 de junio de 2025 en Madrid. Pasó sus últimos años en Cabarete, en la costa norte de la República Dominicana, viviendo tranquila y alejada del poder que siempre rodeó a su apellido. Hasta el final, eligió escribir, pensar y vivir a su manera.

El 11 de febrero de 2010, en la ceremonia de los Premios Anuales de Literatura y Música del 2009, que se hizo en la Sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes, su silla estaba vacía. Su ausencia se notó tanto como si hubiera estado presente y callada. "Gracias a la alharaca armada alrededor de la novela A la sombra de mi abuelo, la ausente estrella de la fiesta es Aída Trujillo, quien prefirió no viajar, para no inquietar espíritus antidemocráticos", se escribió ese día. Según ella misma explicó después, decidió no exponerse por razones de seguridad. "Imaginemos el día de hoy si no hubiesen armado la alharaca. ¿Qué habría pasado? Nada. Habría venido, recibido su premio y se habría marchado. El libro no se hubiese vendido tanto como se está vendiendo", resumió un comentarista cultural.

En esa misma ceremonia premiaron a Dante Cucurullo, Jonathan Piña Duluc, Manuel Tejada, Frank Báez y Luis Martín Gómez. Pero fue la novela de Aída, llena de historia y líos familiares, la que se robó el show y las ventas.

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