El legado cocolo: "un nacimiento con prejuicios" que ahora es orgullo cultural dominicano

La gente de San Pedro de Macorís son conocidos como "cocolos", y detrás de ese apodo hay una historia de migración, prejuicio y orgullo cultural. Al principio del siglo XX, los inmigrantes afroantillanos que llegaban desde islas británicas, como Tórtola, fueron llamados despectivamente "tórtolos". Esa palabra llegó a la República Dominicana y se transformó en "cocolo", manteniendo su tono discriminatorio.

En el libro "Aporte de los cocolos a la identidad nacional dominicana", publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, se documenta cómo esos trabajadores fueron retratados con desprecio en los periódicos de la época, comparados incluso con "plagas de langostas negras". Hoy en día, el término ha perdido esa connotación.

Desde que los cocolos llegaron a la República Dominicana, no solo trajeron sus manos para trabajar en los ingenios azucareros, sino también instituciones, ideas y costumbres que enriquecieron la vida social y cultural de San Pedro de Macorís. Por ejemplo, en un país predominantemente católico, los cocolos fundaron sus propios centros religiosos protestantes, como la Iglesia Episcopal Dominicana (1927) y la Iglesia Africana Metodista Episcopal (1912), reflejando su fe y su herencia británica y estadounidense.

En cuanto a los deportes, introdujeron el críquet, un deporte inglés que luego fue reemplazado por el béisbol en popularidad. Julio César Mota Acosta sugiere que la práctica del críquet entre los cocolos podría explicar por qué San Pedro de Macorís es una gran cantera de peloteros para las Grandes Ligas, como Alfredo Griffin y Sammy Sosa.

Los cocolos también destacaron en juegos de entretenimiento como el "tablero" (damas) y las canicas. Su música y danzas están profundamente influenciadas por su herencia africana, con tambores y movimientos que cuentan historias y dejan mensajes sociales o religiosos.

La cocina cocola tiene su propio estilo, basada en la harina y el pescado, con ingredientes como molondrón, yautía blanca y coco, aderezados con bija. Estos detalles gastronómicos, junto con los platos emblemáticos, reflejan el legado cultural de los cocolos en la República Dominicana.

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