Oye, mi gente, ustedes saben cómo es la vaina por aquí. Resulta que los panas, la familia y todo el corillo del arte se juntaron para darle su último adiós al maestro José Cestero, un tiguerazo que puso su sello en la historia visual de este país. La vaina fue el jueves 17 de julio en la capilla E de la Funeraria Blandino, después que el don se nos fue a los 88 años, ahí mismito en su casa de la Zona Colonial.
El corillo lo celebró de una forma sencilla, como siempre fue el hombre, reflejando la esencia de uno de los pintores más duros del arte moderno dominicano. Mientras tanto, sonaba un saxofón con la melodía "Paz en la tormenta", y se veían en pantalla imágenes del hombre: sus obras, su estilo único y su pinta de siempre, con sombrero, pantalones cortos y camisas arremangadas. Así era él, auténtico, compartiendo tanto con gente como el expresidente Hipólito Mejía, como con sus panas del barrio en la Zona Colonial.
El velorio arrancó a la 1:00 de la tarde y le iban a dar hasta las 8:00 de la noche, pa' que la gente se despidiera del maestro. El viernes 18 de julio, la capilla iba a estar abierta desde las 9:00 de la mañana hasta el mediodía, cuando el cortejo se iba pa'l cementerio Puerta del Cielo pa' enterrarlo.
En la funeraria no había llanto, sino cuentos y una vibra de admiración. Su hermano Manuel Alejandro Cestero, que le dicen Peter Cruz, soltó una de las palabras más sentidas: "El país pierde al hombre que más dinero ganó y el que más dinero regaló a los infelices. Tenía una competencia consigo mismo: era una máquina de hacer cuadros. Tenía una memoria fotográfica. Era zurdo, nadie lo podía imitar", dijo.
Cruz también habló de lo culto que era su hermano y cómo le metía mano a cualquier tema de conversación, ya sea de historia, arte o la realidad dominicana. "Te hablaba de cualquier tema. Fue un artista integral, dominaba la escultura, el óleo, la acuarela, el carboncillo. No hay un solo artista con 77 años de carrera productiva como la de él".
Por su lado, su sobrino Manuel Alejandro Cruz resaltó la humildad y la pasión por la pintura del viejo. "Nos llamaron alrededor de las ocho de la noche para informarnos. No tenía una dolencia específica, solo los síntomas de la edad. Con su muerte, el país pierde uno de sus pintores más talentosos, pero su obra vivirá para siempre".
Entre coronas de flores, reproducciones de sus obras y los cuentos de quienes lo conocieron, la vaina en Blandino fue de pura reverencia. Se espera que el viernes se haga una ceremonia religiosa corta antes de llevarlo al camposanto.
Después de que se supo la noticia de su muerte, el Ministerio de Cultura, instituciones culturales y gente del mundo del arte le mandaron sus condolencias y dijeron que hay que cuidar el legado del maestro.
Este viernes 18 de julio, sus restos van a descansar. Se nos va un hombre que vivió para el arte, la libertad creativa y la autenticidad.
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