Cómo esquivar los "escapes" en el presupuesto

Vivimos en una vaina rara, manito: pensamos que botar vaina es señal de que estamos en buena, pero en verdad, nos está llevando derechito a la pela.

¿Tú crees que una libra y media de queso dura más tiempo en la nevera que una sola libra? La experiencia dice que se acaban al mismo tiempo. Mientras hay queso, estamos comiendo, y mientras más hay, más lo picoteamos.

Lo mismo pasa con los cuartos. Cobramos y estamos gastando mientras haya dinero disponible. Y si sumamos las tarjetas de crédito y los préstamos, la vaina se pone peor.

¿Tú has comprado un pedazo grande de queso? De esos que son una bola, tú sabes. Al principio, las lonjas son gruesas. Cuando queda poco, empezamos a sacar lonjitas finitas.

Igual que con los cuartos, cuando se nos van acabando, es que empezamos a medir los gastos.

¿Y qué pasa si sabemos que hay otro queso esperando? Las lonjas se olvidan de la economía. Lo mismo hacemos cuando se nos está acabando el efectivo y pensamos en el alivio temporal de pagar con la tarjeta.

Ya está bueno de hablar de queso, vamos a ver cómo arreglamos esto:

Con estas tres pautas, usted puede controlar gran parte de los escapes de dinero. Enseñarles a nuestros hijos a actuar de esta manera es uno de los mejores legados que podemos darles.

El lío hoy es que el desperdicio parece ser sinónimo de abundancia, pero botar lo que nos lleva es a vivir en pela.

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